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Pero ya lo era... No había sido sin reñir violentos interiores combates que el marqués se hubiese abandonado a la pasión secreta que la señorita de Sardonne le inspirara; desde el primer día, deslumbrado por su resplandeciente hermosura, interesado por un inmerecido infortunio, púsose con prudencia en guardia contra un sentimiento cuyos peligros preveía; pero su indispensable asiduidad hacia su tía, poniendo casi diariamente a Beatriz ante su vista, habían concluído por derrotar tan sesudos propósitos.

Esta larga exhortación de todos, que le había costado un extraordinario esfuerzo de palabras, fue pronunciada con el tono dulce y persuasivo con que se trata de conseguir que un enfermo tome su medicina o una taza de caldo que le inspirara repugnancia. Hasta entonces Silas no había sufrido presión tan directamente a propósito de su ausencia de la iglesia.

Yo había hablado con él y a él le tocaba contestarme... observó Ferpierre con un ambiguo movimiento de cabeza, como si el celo de la joven le inspirara sospechas.

Desconfianza inspirará, sin duda, esta conducta, y nadie vacilará en afirmar, que quien intente satisfacer tan sólo aproximadamente medianas exigencias, ha de esforzarse, por lo menos, en dominar el asunto por completo. ¿Qué se diría del crítico, que sólo hubiese leído algunos dramas, de Shakespeare, y con tan someros conocimientos emprendiese la tarea de ilustrar á los demás sobre las excelencias y faltas del célebre poeta inglés? ¿Por qué razón, pues, no se calificará también de crítica ligera, la que se hiciese de Lope de igual suerte?

Ella nos inspirará prudente desconfianza en el resultado de nuestras investigaciones, no permitiéndonos que con precipitacion nos lisonjeemos de haber encontrado lo que buscamos. Ella nos preservará de aquella irreflexiva curiosidad que nos empeña en penetrar objetos cerrados con sello inviolable.

Debo confesarle también algo que me humilla, porque quiero que usted lea en mi alma como en un libro abierto. Yo me decidí á hablar á usted de amor, no porque me inspirara desde el punto en que la vi una pasión loca, sino por motivos de vanidad; porque me lisonjeaba ser amado de una dama hermosa y celebrada en el mundo cortesano.

En cuanto usted la conozca un poco, le inspirará un profundísimo respeto. Le apetecerá prosternarse y besar la orla de su vestido... «Por conducto de las mejillas de su hija, no diré que no», pensé. Luego, inocente, a pesar de sus años, como una paloma... Pero ya me extraña que no venga añadió, levantándose y avanzando otra vez a la puerta con más fuerte y poderoso taconeo.

Allí se comprende todo el poder de la fe, que no solo inspirara á los artistas de la Edad media, sino que les diera á sus pueblos-obreros la fuerza titánica para levantar esas montañas labradas de granito y piedra comun, cuajándolas de primores que revelan toda la tenacidad paciente de una creencia y las extravagancias de la supersticion.