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Actualizado: 17 de mayo de 2025


A más del puente de Muntingbayan son muy notables y dignos de citarse en este camino el de Isabel II, levantado sobre el río Iyam su primera piedra la puso el inolvidable Gobernador, D. José María de la O., el 15 de Marzo de 1852, y la última el 6 de Julio del siguiente año, el de Urbistondo sobre el río Malaoa y el de D. Francisco de Asís que une las altas rocas entre las que corre el pintoresco cáuce del tortuoso y agreste Domoit.

¡Es claro! porque evocaría en el recuerdo de una situación moral inolvidable, acaso me ocurriera lo mismo volviendo a ver a Baldomero. ¿Dentro de veinte años? ¡Don Lorenzo!... ¡Estaré en el otro mundo!... ¿Usted cree en el otro mundo, Baldomero?...

Allí había colocado la mano discreta de la tía mis primeros libros de estudia, conservados cuidadosamente en la familia; desde el Catecismo de Ripalda y el Fleury, hasta la Gramática de Iriarte, aquella gramática atiborrada de malos versos, que puso en mis manos don Basilio, el eterno alcalde de Villaverde, una noche inolvidable, la noche del reparto de premios. Abrí los libros.

No contestó el tenor por lo pronto, lo cual desconcertó al buen aficionado, principalmente por lo que pensarían sus amigos; mas ¡oh gloria inmortal, oh momento inolvidable!, al lado de Mochi, frente a la cáscara del apuntador, había una mujer, una señora, con capota de terciopelo, debajo de la cual asomaban olas de cabello castaño claro y fino; y aquella mujer, aquella señora que había notado el saludo de Reyes, tocó familiarmente con una mano enguantada en un hombro del tenor, y le debió de decir: En aquel palco te han saludado.

Mientras que la Francesa aventurera hace conocer su artificio y esconde bajo la gorra su cabeza de cabellos pobres, la Española ostenta con garbo su rica mantilla, bate con maestría singular el inolvidable abanico, marcha con gracia y donaire pero sin esforzarse en la coqueteria, y arrebata con su tez suavemente morena, sus grandes y negros ojos, su rica dentadura y su ampulosa cabellera recogida en un elegante peinado ó en hermosas trenzas.

Solloza con Schubert, canta y sueña con Mendelssohn, brilla y gime con Chopín, vibra y arrebata con Rubinstein, conservando siempre, arriba de todo, el carácter expresivo de su personalidad. ¿Me perdonará estas líneas la suave y modesta criatura, a quien debo un momento inolvidable? ¿Me perdonará la Sta.

La muerte de mi inolvidable tía doña Medea había lanzado al mundo un viudo conservado, rico y con grandes cualidades exteriores: mi tío. Dos meses después de su viudez, vivíamos juntos: yo había abandonado a mi viejo camarada, don Benito. Muy pronto la casa de mi tío Ramón se transformó en una habitación completamente diferente de lo que había sido.

Las sombras larguísimas de los árboles parecían prolongadas despedidas y supremos adioses que le daba la creación á aquel día para nosotros inolvidable.....

Jesucristo fué artista y redimió a Israel; y aquel inolvidable mesías filipino era un sublime artista y un redentor también. Con la unción de su verbo fundó aquí su reinado, el genial superhombre, varón de Nazareth; y Rizal con su pluma, demolió tiranías y liberó a su pueblo del hispano poder.

Sin embargo, no debía de ocultarse el sol aquel día sin que Roger viese por mismo un ejemplo inolvidable de la ley durísima de aquella época y de la más pronta distribución de justicia que jamás presenciaron ojos humanos. En el centro del valle había una hondonada por la que corrían las aguas de cristalino arroyuelo.

Palabra del Dia

ciencuenta

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