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Actualizado: 30 de septiembre de 2025


Soy modesto y no me gustan los privilegios. Posees uno, sin embargo, y bastante raro; el de olvidar las injurias ... cuando te lo exige tu interés. ¡Humildad cristiana! Pues yo te he conocido menos paciente. Se calma uno cuando envejece. Y, sin embargo, te he jugado muy malas partidas. Eres la única que las recuerda; yo las he olvidado. ¿Y la tapia que he construído delante de tu jardín?

Creo que el Gobierno no debe siquiera pedir por la vía diplomática satisfacción al gobierno de Washington por las groseras injurias y calumnias que han lanzado contra España varios senadores desde el Capitolio de Washington.

Pues ¿lo vendrás a imposibilitar por no ser caballero, ni quererlo ser, ni tener valor ni intención de vengar tus injurias y defender tu señorío?

A don Fermín no le importaba mucho lo que dijeran, pero quería saber lo que se murmuraba y a dónde llegaban las injurias. No pensaba en tal cosa el Magistral aquella mañana fría de octubre, mientras se soplaba los dedos meditabundo. Una cosa era lo que debiera estar pensando y otra lo que pensaba sin poder remediarlo.

No faltaba más sino que yo voluntariamente incurriese en el enojo de Vd., prestándole dinero, que no me pagaría, como no ha pagado, sino con injurias, el que debe a Pepita Jiménez. Por lo mismo que el hecho era cierto, la ofensa fue mayor.

Como aborrecemos todo lo que nos es contrario, de ahí nacen los odios y enemistades entre los de opiniones opuestas, y de estos las injurias, venganzas, y otros males gravísimos que cada dia tenemos á la vista en los profesores de todas las Facultades.

Cuando trató fealdades, como en los bufones, envolvió aquellas injurias a la Naturaleza en ese resplandor moral que se desprende de lo verdadero: pero jamás para expresar ideas determinadas privó a la forma humana de sus excelencias y primores.

Tsendi, naturalista suizo, afirma bajo palabra de honor que si el buen animal se encuentra en el camino á alguna chica con su cesto de fresas, se conforma con colocar delicadamente la pata en el cesto para pedir su parte. Y cuando entra al servicio del hombre es servicial y magnánimo: tiene buen humor y desdeña las injurias.

Y es un hombre bueno y pundonoroso: un caballero que ignora los actos de su mujer y el triste papel que va á representarMientras el argentino le miraba con simpática conmiseración, Torrebianca siguió hablando. Como ninguno de los dos quiere dar explicaciones, y las injurias son de indiscutible gravedad, el duelo lo concertaremos á muerte. ¿No opina usted así, señor?...

Nuestras conversaciones eran unas salvas de injurias. Yo le colmaba de maldiciones y él me insultaba groseramente con su seguridad de poseerme. Vino para nosotros la época de los apuros; las deudas crecían y los acreedores se volvían exigentes.

Palabra del Dia

neguéis

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