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Actualizado: 17 de junio de 2025
No, pero... ¿qué quieres tú? Quedábase Amparo pensativa. Cuantas sugestiones de inmoralidad trae consigo la vida fabril, el contacto forzoso de las miserias humanas; cuantas reflexiones de enervante fatalismo dicta el convencimiento de hallarse indefenso ante el mal, de verse empujado por circunstancias invencibles al precipicio, pesaban entonces sobre la cabeza gallarda de la Tribuna.
Las damas de alto copete en cuyas moradas penetraba á desempeñar sus labores de costura, acostumbraban destilar gotas de acíbar en su corazón; á veces, merced á esa alquimia secreta y refinada con que la mujer puede infiltrar un veneno sutil extraído de las cosas más baladíes; y en otras ocasiones, con una rudeza de expresión que caía en el pecho indefenso de aquella infeliz como un golpe asestado á una herida ulcerada.
El pobre animal estaba allí, dormido, indefenso; y aun despierto, no procura huir; al contrario, consiente que se le acerquen, que le toquen. Al igual del lamantín, para que huya es preciso apalearle; y los que se pescan jóvenes, por más que los rechacéis de á bordo, siempre seguirán al buque.
Al atravesar esos campos de batalla no puede uno ménos que admirar el contraste entre la humildad y el silencio de aquellos lindos valles solitarios y recónditos, y la grandeza de las cuestiones europeas que el genio de la revolucion y el de la guerra debatieron allí sobre un campo neutral. ¡Con cuánta majestad y aterradora solemnidad debieron resonar los ecos del cañon en el seno de aquellas concavidades de granito coronadas de hielo! ¡Cuán triste es pensar que la guerra, aparte de todas sus violencias, sus horrores y los ultrajes que infiere á la humanidad y la civilizacion, comete con frecuencia el gran crímen de escoger como teatro de sus barbaridades el suelo de algun pueblo pacífico, neutral, indefenso y humilde!
No tengo que dar cuenta de mis actos á los viandantes que encuentro en el camino, contestó secamente el desconocido. La ley me protege. No es esa mi opinión, dijo el noble, que si la ley os permite amenazar con esa clava á un hombre indefenso, tampoco me ha de impedir á mí poneros la espada al pecho.
Examinó al enfermo, y nada de particular ni de alarmante halló en él que hiciera temer una noche como la pasada; pero tampoco se atrevió a prometérnosla más tranquila, porque todo cabía en una enfermedad de tan mala casta en un doliente tan aniquilado e indefenso como mi tío.
Dormía hasta bien entrada la tarde, y casi a la hora en que regresaba a los Cuatro Caminos el rebaño de trabajadores, volvía él a Madrid a emprender su vida dura de pájaro indefenso, falto de pico y de garras, que revolotea en un bosque de hojas impresas, sin más alimento que las escasas migajas olvidadas por otros.
Palabra del Dia
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