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Actualizado: 30 de junio de 2025
Pierda usted cuidado decía bajito Miranda a Pilar . Conquistaremos a ese hermano fiero, e irá usted una noche al Casino: ¡no faltaba otra cosa! ¿Se había usted de marchar de Vichy sin ver el teatro, y sin asistir al concierto? Eso sería inaudito. ¡Ay, Miranda! usted es mi ángel salvador.
Yo en mí misma soy tan sencilla... hasta soy buena ¿sabe? Usted se ha enamorado de mi maldad y por eso debe ahora olvidarme. Por que ahora... no sé si decírselo... pero ya Charito... no, nada. No me creerá si le digo que por usted sufro, sufro mucho. Muñoz alzo la cabeza y la miró. ¿Que sufre por mí? Todas aquellas palabras de Adriana le impresionaban de un modo inaudito.
Cuando observó la Valcárcel que las damas del pueblo miraban con extrañeza, casi con espanto, la íntima conferencia a que se habían entregado ella y su amiga con los cómicos, se redobló el placer que gozaba. ¡Qué gusto, hacer entre todo el señorío cursi del pueblo una que era sonada, algo del todo nuevo, inaudito, asombroso y de todo punto irregular y subversivo!
Su fisonomía fué reflejando las distintas fases de una gran revolución interior. Primeramente mostró asombro, como si presenciase un hecho inaudito que trastornaba todas las reglas consagradas; luego, indignación; y, finalmente, rencor. Al día siguiente tendría que pagar este destrozo estúpido... ¡Y ella que se imaginaba haber encontrado un alma de héroe, digna de la suya!...
¡Ah, señor!... ¡Pobre señor! De todos los atentados de la invasión, el más inaudito para la pobre mujer era contemplar al dueño refugiado en su vivienda. ¡Qué va á ser de nosotros! gemía. Su marido era llamado con frecuencia por los invasores. Los asistentes de Su Excelencia, instalados en los sótanos del castillo, lo reclamaban para inquirir el paradero de las cosas que no podían encontrar.
¡Un gran país!... Y ese Wilson, ¡qué hombre! Ahora creía al pueblo americano capaz de realizar todo lo que se propusiera, por inaudito que fuese; pero sus ideas tradicionales le impedían sentir un largo entusiasmo por algo colectivo y abstracto, sin fisonomía humana.
Cuando la enterraron, los curiosos que fueron a verla ¡esto sí que es inaudito y raro! la encontraron casi bonita; al menos así lo decían. Fue la única vez que recibió adulaciones. Los funerales se celebraron con pompa, y los clérigos de Villamojada abrieron tamaña boca al ver que se les daba dinero por echar responsos a la hija de la Canela.
Antes, el barco de vela era una creación divina, como una religión o como un poema; hoy, el barco de vapor es algo continuamente cambiante como la ciencia ... una maquinaria en eterna transformación. Antes, el capitán era un personaje sabio, un tirano de un poder inaudito, un hombre que tenía que bastarse a si mismo; hoy es un especialista injerto en un burócrata.
Palabra del Dia
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