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Actualizado: 21 de junio de 2025
Su frente calva y su barba luenga y blanquísima le daban muy venerable aspecto. Sobre la mesa, además de la lámpara, había recado de escribir, un crucifijo de metal sobre una cruz de ébano, varios libros manuscritos e impresos y una calavera. Cuando entró Fray Miguel, el Padre Ambrosio le indicó para que se sentase un sillón de brazos, al otro lado de la mesa y enfrente al que él ocupaba.
Siendo la política su caballo de batalla, después de ver en los cafés que todos los periódicos que leía decían de sí propios lo mismo que el del cirujano de su lugar escribía de sí mismo y de su partido, es decir, que eran unos santos, al paso que renegaban de todos los demás, fuese al Congreso, donde esperaba oir aquellos discursos que, impresos, le admiraban, y aquellos hombres que, pronunciándolos, le parecían semidioses ó criaturas de distinta naturaleza, forma y color que el resto de la humanidad.
El Dom, aunque es el mejor monumento religioso de Francfort y no carece de mérito y curiosidades, es muy subalterno en comparacion de otras catedrales góticas de Alemania. La Biblioteca es un edificio moderno, bien apropiado á su objeto y bastante rico en libros impresos y manuscritos, que componen mas de 100,000 volúmenes.
Pues la mayor parte de aquellas cartas y de aquellos papeles impresos, estaban atestados de noticias, reseñas y juicios de bailes en proyecto, recepciones suntuosas y comedias nuevas en los salones y teatros de Madrid, como si todo se hubiera escrito para que yo me enterara de ello en tan oportuna ocasión.
Si cobarde vuelves la espalda, no vuelvas jamás a mi casa, ni te acuerdes nunca de tu madre, ni cuentes ya con su tierno cariño... Su indignación, su aborrecimiento eterno: he aquí la recompensa que te aguarda. He subrayado estas palabras porque son puntualmente históricas: constan en papeles impresos de aquel tiempo, que puedo mostrar al que verlos desee.
Por lo demás, aun reservando las piezas demostrativas de que «para morder no hay colmillo de jabalí que tal navajada dé como la pluma ,» razón sobrada tenía estando satisfecho de la acogida otorgada por el público á sus obras, si «no había semana que no acudieran á su posada de varias partes á preguntar si estaban ya impresos los memoriales .»
D. José Delavat, siendo Ministro de España en el Japón, tuvo la buena idea de enviarme de allí, por el correo, un lindo y curioso presente. Consiste en doce tomitos, impresos en un papel tan raro, que más parece tela que papel, y con multitud de preciosas pinturas intercaladas en el texto. Lo pintado es mucho más que lo escrito, y está pintado con grande originalidad y gracia.
Traía vestido claro de rayas blancas y rojas y llevaba en la cabeza sombrerito de paja con flores rojas también. Con la mano izquierda se apoyaba en una sombrilla que hacía juego con el traje y en la derecha apretaba unos guantes de seda, ¡Qué bien impresos le quedaron estos pormenores! Jamás en la vida se le borraron de la memoria.
«Sabedor el pueblo de los funestos acaecimientos de nuestra península, por los impresos publicados en esta ciudad de órden de V. E., y animado de su innata lealtad á nuestro Soberano, y de los sentimientos patrióticos con que siempre se ha distinguido, vacila sobre su suerte futura; y el deseo de que sea la mas conforme á su felicidad y al objeto inalterable de conservar íntegros estos dominios, bajo la dominacion del Sr.
Al día siguiente de la muerte de Jaurés, el 1.º de Agosto á media tarde, la muchedumbre se agolpó ante unos pedazos de papel escritos á mano con visible precipitación. Estos papeles precedieron á otros más grandes é impresos llevando en su cabecera dos banderitas cruzadas. «Ya llegó; ya es un hecho...» Era la orden de movilización general. Francia entera iba á correr á las armas.
Palabra del Dia
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