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Actualizado: 15 de octubre de 2025


En Albay como en toda la provincia se habla el bicol siendo esta raza inferior á la tagala, y así se ve que donde quiera que aparece un tagalo, bien pronto se impone.

Hay hombres un poco cegatos en materia de psicología femenina, para los cuales no basta que la mujer rehuya con discreción sus insinuaciones. Su falta de percepción es disculpable y justifica el empecinamiento. En este caso se impone el «no» desde el primer instante, pues al que no entiende de razones con los ojos, necesario es hacer que las entienda por medio de los oídos.

El choque de la vajilla hiere cruelmente los oídos y las escasas palabras que se cambian salen temblorosas y sin aliento de los labios. El espíritu protesta sordamente contra aquella brutal necesidad que el cuerpo le impone y que le obliga a detener para un acto tan miserable la expresión de su acerbo dolor y el curso de sus melancólicos pensamientos.

El tío Manolo, sereno, majestuoso, semejante a un dios, se fue a descansar, meditando como Ulises la muerte de los pretendientes. Quizá juzgaba incompatible el cargo de tutor diligente con los deberes que impone el yugo matrimonial, y prefería sacrificar en provecho de su sobrino los placeres inefables con que la familia le brindaba.

Que si hoy la cultura é ilustración del indio no se encuentra á la altura que tiene derecho á exigir de ellos el pueblo que por su redención tan costosos sacrificios se impone, no hay nada que reprocharle, porque de ello no es él sólo culpable.

El kaiser pega á sus retoños, el oficial á sus soldados, el padre á sus hijos y á la mujer, el maestro á los alumnos; y cuando el superior no puede dar golpes, impone á los que tiene debajo el tormento del ultraje moral. Por eso cuando abandonaban su vida ordinaria, tomando las armas para caer sobre otro grupo humano, eran de una ferocidad implacable.

Después de esto, vuestra posición respecto del señor de Lerne después de vuestro duelo, os impone ciertas atenciones particulares. Es justo; pero, ¿cómo tener valor para alejarme? A propósito interrumpió la señora de Maurescamp . ¿Cuál ha sido el motivo de este duelo? ¿Puede saberse? ¡Oh! nada, habladurías. ¿Habladurías? ¿Qué habladurías? Una palabra hiriente que me refirieron.

Ya no tiene la independencia de antes; alguien vive con él, y su nueva situación le impone obligaciones ineludibles. Ve con la imaginación la casita que habita en lo alto de Beausoleil, rodeada de un pequeño jardín. Todo es suyo por escritura pública. Pero la suerte de su propiedad no le inquieta: nadie se llevará sus paredes y sus árboles.

No tengo ni orgullo ni confianza, lo sabes tan bien como yo. No soy yo el que quiere: es, como dices , la situación la que se me impone. No está en mi mano impedir lo que es, no puedo prever lo que debe ser. Me quedo en donde estoy, sobre un peligro, porque me está prohibido irme a otra parte. No amar a Magdalena, me es imposible; amarla de otro modo tampoco puedo.

El duque vio, ante todo, en su capellán un hombre que sabía guardar las distancias, y la niña, querida de sus padres con ese cariño de los poderosos, quizá algo frío porque no impone sacrificios, encontró en Lázaro un alma joven, dispuesta a comprender las impresiones que en los albores de la vida se alzan en el corazón de la mujer.

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