Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !


Lo primero que vió el doctor fué una mano tendida hacia él, una mano firme, velluda y, sin embargo, hermosa; una mano fuerte de héroe prehistórico, que hubiese parecido proporcionada perteneciendo á un cuerpo mucho mayor.

Sobre la piel morena de los brazos marcábanse con manchas blancas los vestigios de antiguos golpes. El pecho, obscuro y limpio de vello, estaba cruzado por dos líneas irregulares y violáceas, que eran también recuerdo de sangrientos lances. En un tobillo, la carne tenía un tinte violáceo, con una depresión redonda, como si hubiese servido de molde a una moneda.

Felipe se llevó las manos a las sienes como temiendo que su cabeza estallara; luego, aturdido, sin darse cuenta de sus actos, se levantó vacilante, tomó maquinalmente el sombrero y con paso de autómata salió sin despegar ya los labios, como si aquel golpe le hubiese dejado mudo.

Parecía imposible que de los Luna, tan tranquilos y formalotes, hubiese podido salir una muchacha con redaños bastantes para escapar a ese Madrid, donde nunca había estado, juntándose con su hombre, sin miedo a Dios y a las gentes. ¿A quién podía parecérsele la mosquita muerta?

Bajo el punto de vista del aseo, la comodidad, la extension y el órden, no hay en Europa hospitales que puedan rivalizar con los de Inglaterra. Tal parece como si esa nacion, ostentosa en todo, hubiese querido alojar lujosamente aún á los inválidos y miserables acogidos á la caridad pública.

Si no hubiese estado bien construído ó bien puesto sobre la grada ó sobre lo que conviene que se ponga, de fijo que no se hubiera lanzado al mar, tan gallarda y primorosamente. Las comparaciones para ser exactas y luminosas, han de entenderse bien. Racionalmente considerado el asunto, la flauta no sonó por casualidad.

Su expedición sobre Chile es una conquista en regla, como la de Italia por Napoleón. Pero si San Martín hubiese tenido que encabezar montoneras, ser vencido aquí, para ir a reunir un grupo de llaneros por allá, lo habrían colgado a su segunda tentativa.

Sea como vos queráis dijo el joven ; y paréceme que si yo os conociera, sería muy posible, casi seguro, mi enamoramiento. ¿De dónde sois, caballero? dijo la tapada, marchando ni más ni menos que si no hubiera llovido, y se hubiese encontrado junto al hombre de su elección. Soy... pero dispensad, señora; ni comprendo lo que me sucede, ni puedo adivinar el objeto de vuestra pregunta.

Se detuvo al notar que este jinete minúsculo, como si la hubiese reconocido, se echaba cuesta abajo, galopando hacia ella. Dejó de verlo algún tiempo y luego reapareció, considerablemente agrandado, en el borde de una hondonada próxima. Al convencerse de que era Watson, el primer impulso de ella fué huir.

Quería presentarse ante la señora Liénard, dueño por completo de mismo, a fin de hacer más persuasivas sus palabras y arrancarle la confesión de su amor por el joven Princetot. Apresuró el paso como si la rapidez de la marcha hubiese tenido la virtud de avivar sus ardores y de espolear su voluntad.