United States or Norway ? Vote for the TOP Country of the Week !


El Juan Montalvo, que me sugiere estas reflexiones, lo dice: los hispano-americanos son para los españoles carne de su carne y huesos de sus huesos. Todo cuanto contra ellos digamos, hasta cierto punto, nos cae encima.

Y, francamente, nos parece hasta cómica la censura dirigida contra la Antología de poetas hispano-americanos del Sr. Menéndez y Pelayo, porque no incluya en ella, desdeñándolos, á no cuántos poetas de primera magnitud. Imposible parece que el Sr. Menéndez y Pelayo, que es tan erudito, no tuviese la menor noticia de esos grandes poetas.

Menéndez incurrió en ella siendo muy joven é inexperto todavía. Por parte de los españoles peninsulares no hay odio, ni desdén, ni sombra de enojo contra los hispano-americanos. Ni uno solo de los casos que aduce el Sr. Merchán tienen el menor valor. Don Antonio de Trueba, al apellidar á Bolívar El Libertador, dice: Nombre que uso por cuenta ajena y no en manera alguna por la propia.

Queden, pues, tranquilos los anglo-americanos y los hispano-americanos, y no recelen, que ni á Jorge Washington ni á Simón Bolívar le suscite el cielo ó el destino un rival de gloria. LOS ESTADOS UNIDOS CONTRA ESPA

Espera y pretende que Cuba continúe siendo latina, que es el epíteto que gustan de darse ahora muchos hispano-americanos, para no llamarse españoles. Todos han de ser latinos, aunque no hayan pasado del quis, quæ, quod vel quid. El odio á España del Sr.

Se ocupa de los Jardines Botánicos para colegios, y da modelos para ejercicios de lecciones con hojas y flores. =Libro Primero de Zoología.= Por el Doctor JUAN GARCÍA PURÓN. Obra adoptada de texto en España y varios países Hispano-Americanos.

Harto difícil y muy raro es el mencionado triunfo; de suerte que la mayoría de los extranjeros que van a París, sobre todo si son portugueses, españoles o hispano-americanos, a fin de gozar en París de algo más que de aquello que se paga, forman sociedad aparte, y son como una colonia, y están como en un teatro, cuyas magníficas decoraciones son la gran ciudad de las orillas del Sena, pero entre cuyos personajes apenas hay un francés de cierta importancia, a no ser alguno que por curiosidad cruce el escenario de pasada y tome parte en la acción sin premeditarlo y casualmente.

Pero un buen señor, si tiene la manía de componer malos versos ó de escribir en prosa cualquier tontería, ¿me quieren ustedes decir qué daño hace á nadie? Con no leer lo que ha escrito, él y nosotros quedamos despachados y en paz. No hay razón para ensalzar á los escritores hispano-americanos sin justo motivo, pero menos hay razón para denigrarlos.

No digo yo que nos esté bien adular á los hispano-americanos, suponiendo que sus poetas y sus prosistas valen más de lo que valen. ¿Pero será mejor mostrarnos con ellos severísimos críticos, empuñar la férula, esgrimir la disciplina ó la palmeta y censurarlos y castigarlos duramente?

Merchán y la señora doña Soledad Acosta pretenden imponernos para probar que los amamos, yo aseguro que siempre hemos dado á los hispano-americanos las mayores pruebas de estimación y de cariño. Y esto desde los tiempos más antiguos hasta el día de hoy.