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Actualizado: 15 de julio de 2025


Su campo estaba dentro de , y sus fuerzas terribles chocaban dentro del espacio silencioso de mi pensamiento. ¿Cómo no atender a ella más que a otra alguna? El corazón, tirano indiscutible, agrandando inconmensurablemente las proporciones de mi batalla, habíala hecho mayor que aquella de que tal vez dependían los destinos del mundo.

La historia de la cadina era cierta, mas la babucha habíala comprado él en el Gran Bazar, por mero capricho, a uno de esos viejos turcos de rostro impasible, ojos de vidrio, enorme turbante y caftán naranjado, que recuerdan todavía en la Constantinopla moderna los tiempos de Bayaceto y Solimán el magnífico.

Con esta blandura corruptora creía agregar al propio afecto el de la madre ausente, a quien el nacimiento de su única hija habíala costado la vida. Tomole maestros de danza, de canto, de vihuela; de todas las cosas que se aprenden sin dolor y ofrecen más tarde nuevos licores a la juvenil embriaguez. Espantábale someter aquella cabecita de ángel pelinegro a cualquier esfuerzo penoso.

Halló a Doña Paca de mal temple, porque se había parecido en la casa, muy de mañana, un dependiente de la tienda, y habíala insultado con expresiones brutales y soeces.

Jaime aún recordaba los estremecimientos de emoción con que acogía estos relatos. ¡Ah, Sóller! ¡La época de santa inocencia, en que abrió sus ojos a la vida entre relatos de milagros y conmemoraciones de luchas heroicas!... La casa de la Luna habíala perdido para siempre, lo mismo que la credulidad y la inocencia de aquella época para él casi remota.

Consideraba la risa como un acto impropio de la dignidad humana, y habíala desterrado casi en absoluto de su cara, tomando por modelo una página del Nomenclátor o de la Memoria de la Deuda Pública. Dos fases tenía la vida de este hombre: el periodismo y la empleomanía. En la prensa, siempre estuvo encargado de la parte extranjera y de las cuestiones de Hacienda.

Al mirar a aquella criatura encantadora, animada por todas las gracias de la inteligencia y de la pasión, sintiose Jacobo animado por un impulso casi brutal de deseo, pesadumbre y enojo; habíala respetado, echose aquella violencia. ¡Había tenido aquel heroísmo loco! y ¿cuál era su recompensa?

Ella entonces encerró a su hija, con todo el rigor que la palabra indica. Habíala recluido en aquella habitación, de donde no salía nunca, ni tenía comunicación alguna con el exterior. Vivió como emparedada seis meses. ¿De que murió? No se sabía bien. Murió de encierro, y fue víctima de la inquisición del honor. ¡Oh rigor extremo! La marquesa era una mujer de otras edades.

El señor de Monthélin debió convencerse de que aquella ocasión habíala olfateado mal. Sólo le quedaba hacer una retirada honrosa. Creo dijo que el señor de Lerne sale de aquí... Vamos ¡él se venga, es en buena guerra! Tomó su sombrero, se inclinó profundamente y ganó la puerta. Juana, al quedarse sola, comprendió por primera vez, el peligro real y odioso que había corrido casi inconscientemente.

Manteniéndose en un justo medio de discreción, miraba sólo el fin inmediato de que su amigo se tranquilizara, apartando de su mente las ideas de muerte y exterminio. Explicole lo del galán bunito, procurando convencerle de que sólo un sentimiento de caridad habíala movido a llevarle a la casa de su señora, sin que mediase en ello el amor, ni cosa tocante a las relaciones de hombre y mujer.

Palabra del Dia

godella

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