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11 Se mostraron, pues, ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí los hebreos, que salen de las cavernas en que se habían escondido.

Por fortuna, la plebe amotinada de la ciudad, fanatizada por los brahmanes y provista de armas, había vencido a los más resistentes de la exterior guarnición, mientras que otros, codiciosos y traidores, se habían dejado comprar por dinero suministrado por los brahmanes y por mercaderes ricos.

No, nada había cambiado en sus proyectos para el porvenir. Eva se volvería a América y él a alguna guarnición lejana. Probablemente no se verían más; él envejecería solitario como la tía Liette: ella se casaría con algún brillante noble o con algún rey del país de los dólares... No era esta una agradable perspectiva, y, sin embargo, era feliz. «El corazón tiene razones que la razón no conoce

Volvía la Marquesa, toda de negro, de pedir en la mesa de Santa María con Visitación; volvía también Obdulia Fandiño que había pedido en San Pedro, a la hora en que visitaban los monumentos los oficiales de la guarnición; y todas aquellas señoras, en el gabinete de la Marquesa reunidas, escuchaban pasmadas lo que solemnemente decía el gran Constantino, doña Petronila Rianzares, que había recaudado veinte duros en la mesa de petitorio de San Isidro.

A unas cien varas del estanque grande se alza el famoso hospicio donde un gobierno atento a las necesidades morales de sus contribuyentes ha colocado media docena de bestias feroces y veinte o treinta micos, con el objeto de recrear y al propio tiempo vigorizar a la guarnición de Madrid.

Destruido este convento después de la fatal guerra civil, fue demolida su Iglesia por donde hoy pasa la carretera de Zaragoza, y el resto del edificio se destinó a cuartel de la tropa que guarnece la ciudad: ahora está convertido en graneros desde los sucesos de 1868, y la guarnición ocupa parte del Seminario.

Una noche de relámpagos y truenos, cuando la guarnición, compuesta en su mayor parte de italianos al servicio de España, dormía sin cuidado, la sorprendieron, la desarmaron, después de matar á algunos que pretendían resistirse, y acabaron por enviarla cortésmente al virrey español de Milán con la noticia de que la alianza quedaba rota para siempre.

En una mañana del mes de Febrero de 1810 tuve que salir de la Isla, donde estaba de guarnición, para ir a Cádiz, obedeciendo a un aviso tan discreto como breve que cierta dama tuvo la bondad de enviarme.

Miguel Fedor tenía con él las mayores atenciones, como si fuese el único invitado. Toledo, conocedor de todos los amigos de la casa, no logró dar un nombre á este cosaco rústico que parecía llegar de una guarnición remota de Siberia.

Aquella noche se mantuvieron los oficiales y guarnicion sobre las armas en las trincheras, y los indios fieles se apostaron por toda la circunferencia esterior de la poblacion, ademas de varios piquetes y patrullas, que estuvieron en continuo movimiento hasta el alba, para observar los que intentase el enemigo, á fin de que estas precauciones evitasen cualquiera sorpresa que hubiesen meditado.