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Actualizado: 18 de julio de 2025
Ademas, para él es á menudo un misterio qué es lo que le conviene; por manera que las dudas sobre sus fuerzas se aumentan con las dudas sobre su interes propio. Exámen del proverbio: cada cual es hijo de sus obras. No es verdad lo que suele decirse de que el interes particular sea una guia segura, y que con respecto á él, raras veces el hombre se equivoque.
Caleb cabalgaba gentilmente en un magnífico asno egipcio, dirigiéndose por el camino que, desde Esbilia, derecho guía a la ciudad de Córdoba, morada entonces del Califa.
Habrian caminado en los tres dias como doce leguas, segun su cómputo, desde la laguna Llauquehuc hasta este parage, de donde marcaron la laguna de Puraya al sueste; y hallándose sin guia, bastimentos, ni fuerza, determinaron volver al fuerte de Rio Bueno.
Es una obrita del Padre Bresciani traducida y arreglada por otros Padres no menos sabios de la Compañía. Se la regalamos á los muchachos, cuando salen con la carrera terminada de nuestra Universidad de Deusto y es una guía completa de lo que debe pensar y hacer en el mundo todo joven cristiano.
He oído con la debida atención dijo la muchacha todo lo que acabas de decirme, y te confieso que estoy atribulada y amedrentada. ¿Y cuál es la causa, hija mía, de tu tribulación y de tu susto? Pues..., fuera vergüenza...; a ti, que eres mi guía, debo confesarlo todo. Tus consejos y advertencias de hoy vienen ya tarde.
Tres dias nos detuvimos con estos Peyonas, y el general se informaba de la naturaleza y condicion de esta provincia, y al despedirnos nos dieron una guia, que nos llevase por camino que hubiese agua que beber. Y á las cuatro leguas llegamos á la nacion llamada Mayegoni, donde estuvimos un dia, y tomando guia y lengua, partimos.
Sí, él no tenía más que su nombre. Ya es algo respondió Liette con melancolía. ¿No te parece, tía Liette, sin hablar mal de nadie, que es un poco humillante para un hombre el debérselo todo a su mujer? El joven esperó la respuesta con un poco de ansiedad. Era tanta su deferencia por el juicio de aquella guía segura e impecable, que una palabra de su boca le parecía una sentencia sin apelación.
¡Silencio! dijo el visitante sonriendo; nada de nombres ni de cargos, amigo, si á usted le parece. Y siguiendo á su guía, bajó á la cámara. Era Pedro de Vesín, que sin duda no iba por primera vez al Magic, pues conocía perfectamente el camino.
Y todo esto lo pensaba la conciencia íntima del rey; esa voz misteriosa que parece pertenecer al instinto, que nunca nos engaña, y que sería nuestro mejor guía si oyésemos su voz, en vez de oír la de nuestra conciencia artificial, producto de nuestra posición, de nuestras costumbres y de nuestras inclinaciones.
Todos se sosegaron, que ya estaban algo sobresaltados, y Monipodio salió a la puerta, donde halló al alguacil, con el cual estuvo hablando un rato, y luego volvió a entrar Monipodio, y preguntó: ¿A quién le cupo hoy la plaza de San Salvador? A mí dijo el de la guía.
Palabra del Dia
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