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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Así como el agua, por la influencia de la gravedad equilibra su nivel para extenderse en superficie horizontal, la nieve, obedeciendo á leyes propias, se dispone en capas redondeadas.
Convenido dijo riendo Amaury, pero ten mucho cuidado, porque te escucharé reloj en mano. Mira: señala en este momento las nueve y diez minutos. Felipe sacó también el suyo, comparó los dos cronómetros con cómica gravedad, que era habitual en él, y repuso: Tu reloj adelanta cinco minutos. O los atrasa el tuyo.
§ IV. Estado prodrómico. Efectos fisiológicos y terapéuticos. La violencia de los efectos del arsénico presenta en los simples prodromos de la fiebre fenómenos de una gravedad inminente.
Era la época de su gloria, durante la cual había cantado fuera de la tierra germánica las obras del más famoso de los maestros alemanes. El pequeño Karl, niño de gravedad hombruna, al ver a su madre en conversación con este desconocido, había olvidado el libro de estampas, marchando hacia ella para colocarse entre sus rodillas.
Y hago esta comparación, que parece impropia, porque no hallo cosa mejor que el oro ni más hermosa que las perlas." Inclinóse a abrazarle Auristela, confirmando con su gravedad, cortesía y hermosura la opinión que della tenían.
Un sirviente gallego le servía sin pausas, plato tras plato, y don Eleazar comía con la gravedad de un oso que devora su ración. En un rincón de la pieza, de pie, tres hombres presenciaban esta colación matutina en completo silencio. Entre usted, señor don Julio, ¿también nos abandona usted en los días de prueba?...
Ben-Farding cree hallarse en lo hondo del subterráneo, en donde hoy está, no por haber descendido allí en propios o ajenos pies, sino porque la gravedad de su cuerpo ha taladrado ya la tierra hasta el lugar en que se encuentra.
Su vista fué para él lo que la sombra para el peregrino cansado, lo que la fuente para el sediento, lo que la luz para el ciego. Y ebrio de placer, y de amor, y de alegría, y de esperanza, abrazó á doña Clara y la besó en la boca. Quevedo miraba aquello con una triste gravedad. ¡El alma de los jóvenes! dijo ; ¡humo que agita el viento en el cielo de la esperanza! Helos curados á los dos.
El y los suyos habían formado una leyenda en torno de esta cavidad de oro adornada con garras de león, delfines y bustos de náyades. Indudablemente procedía de reyes. Chichí afirmaba con gravedad que era el baño de María Antonieta.
Tomó cierta gravedad, después de la lectura del anterior período, el semblante del cocinero del rey; que el hombre, aun estando solo, toma el color que le dan los sucesos y las circunstancias. «Hace diez años, me dijo Jerónimo arrodillado delante de mí, por una disputa impertinente maté al capitán de la compañía de que era alférez.
Palabra del Dia
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