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Actualizado: 5 de septiembre de 2025


En los siglos décimoquinto y décimosexto con la renovacion de las letras parece que habian de mejorarse estos Estudios; mas no fué así, porque en tiempo de Luis Vives estaban muy dominantes estas inepcias, como se ve en la grandísima impugnacion que hizo de ellas en sus libros de las Causas de la corrupcion de las Artes.

Tambien escribia versos en aquel siglo un poeta murciano, descendiente de judíos i llamado Diego Beltran Hidalgo, hombre de grandisima memoria i de no menor facilidad en hacer versos i en saberlos glosar con suma destreza.

La ansiedad es grandísima, la agitacion escesiva; no se halla reposo en parte alguna, el abatimiento es á la vez inmenso y el decaimiento de fuerzas espantoso. Este abatimiento, esta postracion, esta pérdida de las fuerzas, existen tambien aisladas de otros síntomas; sobrevienen por accesos, por cualquiera causa, complican fácilmente á otros síntomas y hasta impiden el poderse mover.

Empero su gran descubrimiento consiste en haber observado, formulado: Que en nuestro hemisferio boreal la tempestad va de derecha á izquierda, es decir, parte del Este, va al Norte, da la vuelta al Oeste y al Sur, para volver al Este. En el hemisferio austral la tempestad va de izquierda á derecha. Observación de grandísima utilidad práctica que guía en adelante la maniobra.

La vieja criada aparece con el candil. ¡Sopla esa luz, grandísima bruja! ¡Ave María! ¡Qué fieros! ¡Ni que le hubiera salido un lobo al camino! ¡He visto La Hueste! ¡Brujas fuera! ¡Arreniégote, Demonio! Sopla la vieja el candil y se santigua medrosa. Cierra el portón y corre a tientas por juntarse con su amo, que ya comienza a subir la escalera.

Contemplaban ellos a las damas, mudos y con grandísima emoción, gozando íntimamente en la sorpresa y terror que sus espantables cataduras producían en aquellas señoriticas tan requetefinas. Uno de los pequeños intentó echar la zarpa al abrigo de Jacinta; pero la zancuda empezó a dar chillidos: «Quitarvos allá, desapartaísos, gorrinos asquerosos... que mancháis a estas señoras con esas manazas».

Para aquellos que la tenían del humor de don Quijote, era todo esto materia de grandísima risa; pero, para los que le ignoraban, les parecía el mayor disparate del mundo, especialmente a los cuatro criados de don Luis, y a don Luis ni más ni menos, y a otros tres pasajeros que acaso habían llegado a la venta, que tenían parecer de ser cuadrilleros, como, en efeto, lo eran.

Entonces hubo un momento de confusión grandísima, de alarma verdadera: algunos hombres de a pie y de a caballo se lanzaron sobre el coche con los bastones enarbolados, para hacerlo salir de la fila.

Si yo cayese en la tentación de hacerme espiritista y de dar fe a la palingenesia, metempsícosis, o como quiera llamarse, imaginando que renacemos en otros astros y mundos de los que pueblan el éter insondable, entendería que la mujer siempre quedaba mujer; pues tendría yo una desazón grandísima si me volviese a hallar, en Urano o en Júpiter, con la linda señora, a quien hubiese amado en nuestro planeta, aunque fuese de un amor más platónico que el de Petrarca por Laura, convertida en caballero o en algo equivalente, según los usos de por allá.

Tildó su excesiva generosidad de desatino, de imprevisión y de censurable despilfarro. Ella misma sintió como remordimientos de ser causa de aquel gasto ruinoso; pero los remordimientos de doña Luz iban mezclados con una dulzura grandísima, al reconocer ella en aquel gasto la más irrefragable prueba de amor.

Palabra del Dia

passaro

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