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Actualizado: 25 de junio de 2025
Entre godos eran solo estas discordias i semejantes á las de dos fieras que despues de darse favor para conseguir una presa, i despues de conseguirla riñen furiosamente con propósito cada cual de hacerla suya. Ni eran despreciados, ni oprimidos.
Dice así una de las citadas leyes, vuelta en lengua castellana: «El departimiento que es fecho de las tierras dellos montes entre los godos é los romanos, en ninguna manera debe ser quebrantado; pues que pudiere ser probado.
El tramoyista exclama: ¡Diablo de escalera...! La subo setenta veces al día y no acabo de acostumbrarme... Me moriré del pecho, Antoñico, me moriré del pecho. El traspunte se siente fortalecido y sigue su camino. Aquella noche se representaba un drama histórico, acaecido en tiempo de los godos. El primer galán era un mancebo muy simpático, rebosando de entusiasmo y de décimas calderonianas.
Cuando los godos invadieron la Grecia, se refiere que intentaron quemar todas las bibliotecas; pero un astuto y discreto capitán de los godos hubo de persuadirles de que con las bibliotecas los griegos se hacían afeminados, muelles y cobardes, y que así era conveniente dejarles los libros para tenerlos siempre bajo el yugo. De esta suerte las bibliotecas se salvaron.
Ello es que en la época de los godos y al empezar la reconquista, había ya Tumbagas de Almendrilla, y los habrá siempre, a no ser que en las páginas de este relato muera el solo individuo que queda de tan nobilísima estirpe. En vano se ha querido manchar el blasón de aquella ilustre casa.
Pasó en seguida por delante de la puerta de Córdoba, sobre la cual todavía se ve, convertido en capilla, el estrecho encierro en que estuvo preso y fue martirizado San Hermenegildo por orden de su padre, Leovigildo, rey de los godos, por los años del 586.
Y quando fuere ya mas conocido El propio hacedor de tierra y cielo, Aquel que ha de quedar estatuido Por visorrey de Dios en todo el suelo, A tus Reyes dará tal apellido, Qual viere que mas quadra con su zelo: Catolicos serán llamados todos, Succesion digna de los fuertes Godos.
I si la fortuna mira con agradable i risueño semblante á los enemigos i nos arrebata los laureles de la victoria, morirémos matando. Vosotros sois los descendientes de aquellos godos terror de Roma: vosotros sois los descendientes de aquellos godos espanto i admiracion del orbe: vosotros en fin sois la flor i la gloria de España.
En ellas se lee la division que de la Peninsula hicieron, tomando dos partes para sí los godos, i dando una á los romanos: nombre con que conocian á los españoles de aquel tiempo.
Ejemplos pueden tomar caminando por el vário discurso de esta historia, primero en el amargo fruto que cogieron los monarcas godos de las cruelisimas persecuciones hechas á los judíos para hacer que entrase en los entendimientos de estos la religion de Cristo, i luego en los muchos hebreos que abandonaron la lei de Moisés cuando ninguna persecucion recibian de mano de los reyes de España, cuando podian comerciar libremente, cuando en las quietudes de sus casas vivian sin temor de bárbaras opresiones, i cuando con perfecta tranquilidad en los ánimos podian frecuentar descansadamente el estudio de las letras.
Palabra del Dia
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