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Y aunque sobre descubrir esta Gran Quivira, no se han impendido gastos algunos, pero se han erogado muchos sobre el Dorado, sin que se haya conseguido otro favorable efecto, que el que han tenido las expediciones del Gran Paytití.

En esta cartera guardaba las actas de las tres sesiones que había celebrado el Comité de recibimiento del Hombre-Montaña, así como los presupuestos de gastos, presentes y futuros, para la manutención de tan costoso huésped. Además llevaba una traducción, en idioma del país, que había hecho de los versos escritos por el Gentleman-Montaña en su cuaderno de notas.

Cuando vea, Dios mío, voy a encontrar la casa hecha una lástima. No me digas que no. Me parece que estoy viendo el desorden de todo y mil gastos inútiles. No me explico ese consumo enorme de petróleo, ahora que no necesito luz. Y a Prudencia, ¿se le toma bien la cuenta? Apostaría que no. Con aquello de que el amo no ve, todo es barullo.

De esa poblacion, 8,000 pertenecen al catolicismo, mas de 6,000 al judaismo, mas de 3,000 al calvinismo, y los demas á la comunion luterana. Las rentas y los gastos anuales del Estado alcanzan por término medio á 445,000 talers, y la deuda á 5,000,000.

Y el muchacho, a su frente, tocándola casi, sintió en sus manos inertes la alta felicidad de un amor inmaculado, que tan fácil le habría sido manchar. ¡Pero luego, una vez su mujer! Nébel precipitaba cuanto le era posible su casamiento. Su habilitación de edad, obtenida en esos días, le permitía por su legítima materna afrontar los gastos.

Si un loco antihumanitario se echara hoy a buscar un medio de gravar a los hombres con el máximum de incapacidades, gastos, trabajos y penalidades, para el más inútil de los objetivos imaginables, seguramente no podría encontrar nada tan eficaz como las religiones reveladas "antes de la ciencia y la civilización", como dice A. France.

Mas en lugar de ocuparse en tan importante asunto, y dar á la renta la estension que debe tener para su fomento, no hace mucho se la recargó con nuevos empleados y sueldos, elevándola á un rango en sus gastos que jamás tuvo, y que aun no era necesario los tuviese.

No se había de tirar. La administración dispuso que pudiera venderse a bajo precio, con sólo cubrir gastos, y de esta suerte se apretó un poco más el lazo de la Religión y el comercio.

Su sueldo era de cuarenta mil reales, y con él vivían económicamente padre e hija, en el tercero que Calderón les dejaba por veintidós duros al mes. Los gastos mayores de Pinedo eran de representación. Como frecuentaba una sociedad muy superior a la que, dada su posición, le correspondía, era preciso vestir con elegancia y asistir a los teatros.

En España no debía parecer extraña esta unión de diversiones públicas con fundaciones religiosas ó de beneficencia, porque ya en Valencia existía desde 1526 un teatro dependiente de un hospital, y aun hoy, con arreglo á la antigua costumbre, corren también á cargo de los rectores de los hospitales las corridas de toros, cuyos productos, deducidos los gastos, se aplican al sostenimiento de estas fundaciones.