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Actualizado: 19 de junio de 2025
También dicen que se le olvidó poner lo que Sancho hizo de aquellos cien escudos que halló en la maleta en Sierra Morena, que nunca más los nombra, y hay muchos que desean saber qué hizo dellos, o en qué los gastó, que es uno de los puntos sustanciales que faltan en la obra.
¡Pobre Beethoven mío! exclamó el estudiante dejando de tocar y haciendo un gesto de desesperación . ¡Qué lejos estabas de caer entre mis dedos! Me parece que debemos marcharnos dijo el tenedor de libros ofreciendo un pitillo a Alonso, que respondió: «No lo gasto» . ¿Nos vamos, Augusto? A escape. Ya no me acordaba de que tienen ustedes que ir a comer a la embajada inglesa...».
Esotro que está en esotro de más arriba con un halcón en la mano, es un caballero que, habiendo heredado mucho de sus padres, lo gastó todo en la cetrería y no le ha quedado más que aquel halcón en la mano, que se las come de hambre. Allí está un criado de un señor que, teniendo qué comer, se puso a servir. Allí está un bailarín que se ha quedado sin son, bailando en seco.
Todo eso es estrictamente necesario... Sí dijo la de Ribert, un gasto a que se está acostumbrado, se convierte, en efecto, en una necesidad.
Algo más grande y de mayor brillo había soñado el gabarrero, sin saber ciertamente lo que era.... Pero, en fin ¡vaya por la medicina! Y como puesto á hacer las cosas había que hacerlas bien, le enviaría á estudiar á Madrid. No reparaba en gasto más ó menos.
Por último, todo gasto le pareció exorbitante y, cuando el médico habló de hidroterapia y en la casa de baños dijeron que llevar a domicilio un aparato necesario costaba un duro por cada viaje, fue de opinión contraria al remedio, tronando por vez primera contra las invenciones de ahora.
Pero allende de los otros gastos que se facian, convenia á la reina facer este gasto, á fin que las gentes del real estoviesen proveidas é no oviesen razon de se quejar de los mantenimientos.
Fue asociado de un contratista de fielatos, y por razón de su maldita amabilidad, la parte mayor de las vituallas entraban sin pagar. Fue marido de D.ª Laura, y gastó el reducido patrimonio de esta en varias suertes de amabilidades.
¡Aquí tienes a este morral! bramaba el tabernero . Ha estao hecho un maleta. ¡Y para esto me gasto yo el dinero!... Levantábase iracundo el temible garrote, y el hombre vestido de seda y oro, el que había asesinado poco antes a dos pequeñas fieras, intentaba huir, ocultando la cara tras un brazo, mientras la madre se interponía entre los dos. Pero ¿no ves que viene herido?
«Yo tengo una niña dijo Mauricia en una de sus confidencias . La puse por nombre Adoración. ¡Es más mona...! Está con mi hermana Severiana, porque yo, como gasto este geniazo, le doy malos ejemplos sin querer, ¿tú sabes?, y mejor vive el angelito con Severiana que conmigo.
Palabra del Dia
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