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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Los vecinos de asiento, que durante los primeros días de navegación se habían mirado hostilmente en la cubierta de paseo, buscábanse ahora, no pudiendo vivir separados, y hablaban horas y horas de los futuros negocios ideados en comandita, sin cansarse de manosearlos para apreciar mejor su mérito, examinándolos, como una piedra preciosa, faceta por faceta.

Tan distraída estaba, de tal modo se le escapaba el pensamiento para entregarse a su viciosa maña de reproducir escenas y hechos pasados, presentes y futuros, el habla y figura de distintas personas, que no atendía a la lección más que con los ojos y con un mutismo respetuoso que Relimpio tomaba por la mejor forma de atención posible. Empezaba el verano.

En esta cartera guardaba las actas de las tres sesiones que había celebrado el Comité de recibimiento del Hombre-Montaña, así como los presupuestos de gastos, presentes y futuros, para la manutención de tan costoso huésped. Además llevaba una traducción, en idioma del país, que había hecho de los versos escritos por el Gentleman-Montaña en su cuaderno de notas.

Si para un negocio se necesitaban tierras, las tierras se adquirirían. Los futuros triunfadores ignoraban cómo ni por qué medio, pero se adquirirían, y... basta.

Pero cuando, ya convaleciente, volvió a pensar en el mundo que la rodeaba, en los años futuros, sintió el hielo ambiente y saboreó la amargura de aquella maldad universal. «¡Todos la abandonaban! Lo merecía, pero... de todas maneras ¡qué malvados eran todos aquellos vetustenses que ella había despreciado siempre, hasta cuando la adulaban y mimaban!».

Y dejando los sendas tortuosas por donde caminan y abandonando los altares de las Furias donde ahora sacrifican, los artistas futuros marcharán al cabo por la vía de la moderación, signo de la fuerza, á depositar los frutos de su ingenio á los pies de las Gracias. ¡Feliz yo si el cielo me concede larga vida para ver, aunque sea de lejos, la tierra prometida!

Dios conoce los futuros contingentes que dependen de la voluntad humana, no precisamente porque conoce la actividad de esta, sino porque ve en mismo, sin sucesion de tiempo, no solo todo lo que puede suceder sino lo que ha de suceder, pues que nada puede existir ni en lo presente ni en lo futuro sin su voluntad ó permision.

Entonces el habilitado, que tanto había entristecido al concurso, se dignó dar una noticia de actualidad, contra su costumbre. Su costumbre era despreciar altamente todos los sucesos próximos, pasados o futuros, que no exigían, para ser referidos o inducidos, gran retentiva, como él llamaba a la memoria.

Don Paco, en esta disposición de ánimo, razonablemente motivada, aunque no hemos de negar que él era dulce, pacífico y algo débil de carácter, adelantaba en su imaginación los casos futuros, y presuponiéndose ya prendado de Juanita, declarado y aceptado, veía un tropel de males que salían del corazón enfurecido de doña Inés como de nueva caja de Pandora.

La turbacion y priesa yo decilla, Aunque quiera hacer un largo canto, No podré: cabalgaba uno sin silla, El otro aunque con silla con espanto, El otro iba sin freno en su baquilla, El pecador temía, y el mas santo: Al fin todos estaban temerosos, Y de futuros males recelosos.

Palabra del Dia

rigoleto

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