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Actualizado: 15 de julio de 2025


Poco después ya no la nombraron. ¡Eran tan frecuentes los heroísmos! ¡Desaparecían diariamente tantos nombres conocidos!... Detrás de la línea de combate, en un hospital instalado en un castillo ruinoso, encontré meses después á la última virgen loca. No la hubiese reconocido.

Las visitas a la capital fueron más frecuentes, tal vez porque eran más baratas y más cómodas. Ya se sabía que la casa del famoso y ya difunto abogado D. Diego Valcárcel, era, como él la hubiera llamado si viviese, jenodokia, jenones, o sea, en cristiano, albergue de forasteros.

A los tres meses de su regreso había caído ya en la misma vida perezosa, estéril y antihigiénica que antes de irse a las Brañas. Despierto, paraba muy poco en casa: en cambio dormía un número crecido de horas, lo cual le ocasionaba frecuentes disgustos con el cocinero y criado del comedor. Los almuerzos duraban desde las nueve hasta las doce.

Desde esta fecha su amistad con Pablo y sus frecuentes coloquios con quien poseía tantas y tan buenas nociones, modificaron algo su modo de pensar; pero la base de sus ideas no sufrió alteración.

No eran éstas, sin embargo, las reuniones que agradaban a doña Luz y a su amiga, sino las poco numerosas, familiares y frecuentes, donde ellas mismas incitaban a D. Anselmo para que provocase y contradijese al Padre, obligándole así a hablar sobre puntos de religión o de filosofía.

Argensola sospechó que, de pertenecer él á otra nación, el viejo la habría alabado igualmente. Este afecto no era más que un reflejo del amor al hijo ausente, pero él lo agradecía. Y casi abrazó á don Marcelo al decirle ¡adiós! Después de esta tarde fueron muy frecuentes sus visitas al estudio.

Por todo aquello que sus libros devotos le aconsejaban huir, venía en conocimiento de cuan ciertas deben ser las palabras con que se le avisaban los peligros mundanales, y por la interminable y fatigosa excitación a la virtud, podía apreciar cuan hondas y frecuentes son las simas del pecado.

Andando, andando, siempre arrimado a las estribaciones de la derecha, fueron enrareciéndose los estribos de la izquierda, y dejándose ver, por los frecuentes y anchos boquerones, llanuras de suelo verde salpicadas de pueblecillos entre espesas arboledas, unos al socaire de los montes lejanos, y otros arrimaditos a las orillas de un río de sosegado curso que serpeaba por el valle.

Las frecuentes matanzas de judíos que hubo en España acaso no hubieran llegado a realizarse, si los judíos hubieran tenido la prudencia de quedarse pobres.

Yo había formado esta geografía a mi antojo, según las procedencias más frecuentes de los barcos, con cuyos pasajeros hacía algún trato; y no necesito decir que entre todas estas naciones o islas España era la mejorcita, por lo cual los ingleses, unos a modo de salteadores de caminos, querían cogérsela para .

Palabra del Dia

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