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Actualizado: 12 de mayo de 2025
La señora es novicia, y no muy fuerte.... A las mujeres se les da en las ciudades la educación más antihigiénica: corsé para volver angosto lo que debe ser vasto; encierro para producir la clorosis y la anemia; vida sedentaria, para ingurgitarlas y criar linfa a expensas de la sangre.... Mil veces mejor preparadas están las aldeanas para el gran combate de la gestación y alumbramiento, que al cabo es la verdadera función femenina.
Si el viento o el granizo rompe una vidriera de las naves, podemos echar mano de los vidrios sobrantes que nos dejaron los señores Obreros de otros siglos. ¡Ay, Señor, Dios mío! ¡Y pensar que hubo una época en que el cabildo mantenía a sus expensas, dentro del templo, talleres de pintores de vidrio, de plomeros y qué sé yo cuántos más, pudiendo hacer grandes obras sin buscar auxilio fuera de casa!
Miranda, a cuenta de un empréstito que negoció contando satisfacerlo después a expensas del generoso suegro, hizo venir de la corte lindas finezas, un aderezo de brillantes, un cajón atestado de lucidas galas, envío de renombrado sastre de señoras.
El señor Fermín no supo si fue por consejo de don Fernando o por propia iniciativa del amo; pero lo cierto era que éste, con el acento imperioso que empleaba para hacer el bien, manifestó su deseo de que Ferminillo fuese a Londres a expensas de la casa, para pasar una larga temporada en la sucursal que tenía en Collins-Street.
De los príncipes alemanes, algunos viven á expensas de los viajeros, gracias á los pasaportes, las propinas que es preciso pagar por visitar innumerables palacios, museos y otros edificios curiosas; y otros no tienen escrúpulo en especular con los vicios y la vanidad, poniendo en arrendamiento grandes garitos europeos que, por ser suntuosos y hasta cierto punto aristocráticos, no dejan de ser garitos públicos.
Entretanto, las costureras, que habían venido siguiéndolos desde los prados de San Juan hasta las huertas del Alta, y rindiéndoles culto á sus propias expensas, prescindieron también del motivo de las romerías para bailar, y también se bajaron á la población para bailar más tranquilas, y pujaron el alquiler de la mismísima huerta de Santa Lucía, y no hallaron sosiego hasta que lograron bailar en ella con el mismo gas y el propio decorado de las señoras, aunque en distintos días.
De pronto sentía un deseo furioso de recibir visitas, de ser admirada, de asombrar con sus dispendios, y organizaba grandes fiestas, lamentando que el Municipio de París no le permitiese iluminar á sus expensas, como en una fiesta nacional, toda la Avenida de los Campos Elíseos y el Arco de Triunfo, para que los invitados llegasen hasta su puerta entre fulgores de apoteosis.
Lloró como las tigresas deben llorar a sus cachorros. Arrancó el cuchillo de una grande y profundida herida que ya no sangraba; cogió en brazos a aquel hermoso cuerpo inanimado y le colmó de caricias locas. Si las almas pudiesen partirse en dos, ella hubiera resucitado a sus expensas a su querida Honorina. La cólera sucedió bien pronto al dolor.
Todo parecía poco para él, y él, entretanto, tenía bien limitadas las ambiciones sobre este particular; no sólo porque era cosa convenida que no necesitaba la carrera para vivir a expensas de ella, sino porque no quería echar sobre su cabeza mayor carga de la que pudiera sufrir con desahogo. Fue siempre un enigma indescifrable para él la convenida claridad de las matemáticas.
San Pedro lo es de la calle Alta, ó Cabildo de Arriba, y la calle del Mar, ó Cabildo de Abajo, está encomendado al amparo de los santos mártires Emeterio y Celedonio, á cuyas gloriosas cabezas, de las que se cuenta que llegaron milagrosamente á este puerto en un barco de piedra ha dedicado, construyéndola á sus expensas, una bonita capilla en el barrio de Miranda, dominando una gran extensión de mar.
Palabra del Dia
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