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Actualizado: 17 de junio de 2025
Todo lo rehusó mi padre, pues decía que no quería gravar el estado de la nación cobrando un sueldo que en aquellos momentos no necesitaba, tanto más, cuanto la Francia se encontraba arruinada por el pago de tanta indemnización como los invasores exigían. Léese en el diario de mi madre su admiración vivamente expresada por el modesto y patriótico desinterés de mi padre.
Se agotaron multitud de remedios que exigían mucho esmero y cierta costumbre: sinapismos, sanguijuelas, fricciones en las sienes con varios líquidos, etcétera. Marta no consintió que ninguna criada pusiera la mano en su madre: todo lo hizo ella sin precipitación, sin ruido, como si en toda su vida no hubiese hecho otra cosa.
No exigían al poeta la realidad ordinaria y completa, sino lo seguían espontáneamente á los libres y maravillosos dominios de la fantasía, considerando los hechos como elementos subordinados á la composición poética, ó como materiales que el artista podía ajustar sin traba alguna al fin propuesto.
Estos habían vivido en una pobreza casi salvaje sobre tierras de su propiedad que exigían varias jornadas de trote para ser recorridas.
No llegaba dinero de allá, y los Bancos de París, con las cajas cerradas por el moratorium, facilitaban secretamente dinero á un millonario como el príncipe, pero no tanto como exigían sus necesidades.
Las leyes de la hospitalidad exigían que se amparase al huésped y se le libertase de todo riesgo, aunque fuera mortal enemigo. Añádanse además los preceptos observados en cuanto á desafíos, duelos, etc.
Esta era tan irresistible, que me obligó a salir a los sitios de mayor peligro. De poco servía ya mi escaso auxilio, pues ni aun se trasladaban los heridos a la bodega, por ser muchos, y las piezas exigían el servicio de cuantos conservaban un poco de fuerza.
¡Pobre hija mía! ¡Cuando pienso que una simple comida es un acontecimiento en tu vida!... A tu edad estaba yo continuamente en fiestas y recepciones. ¡Los cotillones que yo he dirigido! Y, sin embargo, Dios sabe que no era yo mundana. Pero nuestra situación y los ascensos de tu padre exigían cierto decoro y cierta representación.
La señora de Blandieres, que lo había pedido, hacía los honores, auxiliada de sus hijas. Juana y Alicia de Blandieres, o más familiarmente, «las de Blandieres,» jóvenes muy precoces, flirtaban con la esperanza de encontrar maridos por este medio, y exigían como cualidad primordial, que fuesen ricos.
Por donde se ve que los jueces del Santo Oficio vencieron en crueldad á los gentiles de los tiempos de Neron; porque estos jamas exigian de los cristianos que mataban, su conversion al paganismo en la hora de la muerte.
Palabra del Dia
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