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Actualizado: 17 de junio de 2025
Entonces el habilitado, que tanto había entristecido al concurso, se dignó dar una noticia de actualidad, contra su costumbre. Su costumbre era despreciar altamente todos los sucesos próximos, pasados o futuros, que no exigían, para ser referidos o inducidos, gran retentiva, como él llamaba a la memoria.
Siento no poder pedirle que me deje sacar un croquis, pero esto sería poco correcto." Se quitó el sombrero y dijo muy respetuosamente: Veo, señorita, que usted también ha tenido la bondad de interesarse por mí; reciba, por ello, mi más vivo agradecimiento.... Y con pena, pero comprendiendo que las conveniencias lo exigían, se alejó.
Del seminario salió por una ventana, con un trabuco, pues nada menos exigían la prisa y el peligro con que acudió a defender la causa del pueblo en una intentona revolucionaria en que se vio comprometido, familiar y todo, por culpa de amistades heteróclitas, adquiridas en las escapatorias frecuentes que de noche emprendía con otros compañeros y algún seminarista amigo de ir al teatro y a lugares de corrupción más inmediata.
Parecia estar en esta época sumamente aliviada Doña Juana, no tratando mas que de complacer á su esposo en todo, y dejándole gobernar el reino á su gusto. Pero ¡cuán poco le duró esta felicidad! Asi que se concluyeron las Córtes de Valladolid, determinaron recorrer las principales capitales de España para darse á conocer, porque asi lo exigian de todas partes.
Sorprendidos los campesinos por la invasión de aquel azote nunca visto, arrojaban las regaderas, llamaban a sus vecinos, reclamaban el auxilio de los guardias rurales, exigían que les indemnizasen los daños y perjuicios, y lanzábanse en persecución de los cazadores. ¡Victoria! ¡el gato ya está preso! Hase arrojado a un pozo. ¡Cubos! ¡cuerdas! ¡escalas!
Por casi todas partes era completo el salvajismo. Menos en el Perú, no creo que en región alguna hubiese animales domésticos. Había en varias tribus conocimientos elementales de agricultura, pero en las demás se vivía de la pesca y de la caza, ó los hombres se comían unos á otros. Los sacrificios humanos exigían millares de víctimas.
Le molestaba verlos instalados en su tierra, tener que pasar junto á ellos diariamente, sin protesta y sin agresión, respetándolos porque así lo exigían las leyes. Gustaba en las mañanas de circular por la Rambla ante los puestos de las floristas. Podía pasearse entre dos muros de flores recién cortadas que guardaban aún en sus corolas el rocío del amanecer.
Tantos materiales, pues, como habían de servir para la historia del teatro español, exigían, por su número, el trazado de límites que los contuviesen; y de la misma manera que parecía preciso que esas indicaciones de los asuntos poéticos se encerrasen en un círculo determinado, teniendo en cuenta la concisión más bien que la difusión, así también las reflexiones á que dieran margen habían de ser sobrias, y los datos históricos manejados encontrarse en íntima relación con las letras.
Eran oficiales convalecientes, franceses, canadienses, australianos, ingleses, y revueltas con ellos, enfermeras de varios tipos; unas con velos monacales y aspecto frágil; otras varoniles, con corbata y levita de botones dorados, sin otra prenda femenil que la falda... Algunas más viejas, de pelo corto, cara roja y grandes anteojos de concha, exigían un detenido examen para que de su aspecto híbrido pudiera surgir la convicción de que eran mujeres.
Ya se sabía que al Vivero no se iba a otra cosa. Visitación, Obdulia y Edelmira también, eran las que conocían mejor los lugares más escondidos, dónde había puertas de escape, y todo lo que exigían aquellos juegos infantiles a que se entregaban, sin pensar en los muchos años que tenían varias de aquellas personas tan alegres. A don Víctor se le recibió en triunfo; triunfo burlesco.
Palabra del Dia
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