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Actualizado: 9 de noviembre de 2025


Pues bien, es muy posible que á estas horas don Rodrigo Calderón esté en la eternidad. ¡Dios mío! exclamó el bufón . ¡Pero estáis seguro, don Francisco! Lo que deciros es que ese mancebo, que sabe lo que se hace cuando da un golpe, acaba de reñir con él y de tenderle cuando entró en palacio. ¡Ah! ¡ah! ¡han encontrado quien les haga el negocio de balde!

Sola en su dormitorio contiguo al de Raquel, sin desvestirse, sentada al borde de la cama y la luz velada con la pantalla, Adriana dejaba que su imaginación se sumergiese completamente en la delicia de los momentos extraños pasados con Julio. El presente era por cierto, como se lo había dicho a Charito, conforme a su corazón. Le parecía vivir en una transparente y maravillosa eternidad.

Al dar el último adiós á Nueva Granada, cuyo heroísmo representaba Cartagena, llevaba en mi corazon un sentimiento de profunda gratitud y fraternidad hácia esa noble ciudad, y la esperanza se asociaba en mi espíritu á la muda contemplacion de un mar cuya grandeza me daba la idea de Dios, de lo Infinito, de la Eternidad.... ¡Qué espectáculo tan solemne es el del océano!

La otra no se atreve á tanto; pero viene á decirnos: «veis esa molécula, ese pequeño globo de un diámetro infinitesimal, cuya pequeñez no alcanza á representarse la imaginacion? hacedle mas pequeño dividiéndole por toda la eternidad en progresion geométrica decreciente, en la razon mayor que podais concebir, y os iréis acercando siempre al centro de gravedad sin alcanzarle jamás; la naturaleza no os faltará nunca: el límite se retirará delante de vosotros; pero sabréis de cierto que os acercais á él.

Si la escultura representa la eternidad, puede decirse que D. Ramón de Campoamor ha entrado en ella como si no fuera a permanecer más que unos breves instantes. Ha entrado de paso en la eternidad, con unas botas de cartera, y ha dejado al alcance de la mano, para cuando llegue el momento de retirarse, su chistera de mármol y sus guantes del mismo material.

El pulso, no lo tenía; la suerte, le había faltado: ¡adiós, y hasta la eternidad!

La eternidad me advierte que debo emplear los días que me restan de estar en la tierra en hacer bien al prójimo. Milly, 17 junio de 1804. Estoy tranquila; he recibido carta de mi hermana, en la que me da mejores noticias de mi madre. Creo que está ya en completa convalecencia; habla asimismo de ir a vivir a Mont-Mirail.

15 Y tened por salud la paciencia de nuestro Señor; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito también; 17 Así que vosotros, oh amados, pues estáis amonestados, guardaos que por el error de los abominables no seáis juntamente con los otros engañados, y caigáis de vuestra firmeza. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Es decir, dos salidas con la puerta cerrada, Dios sabía hasta cuándo, y una que no se me franquearía jamás, por repugnancias de mi conciencia. En definitiva, una eternidad.

La idea de la inmortalidad, de la eternidad, de lo infinito, parecía revelarse con mas elocuencia y energía en ese cielo sin horizonte, en esa superficie movible, inmensa, incansable, cuyas ondas remedan el flujo y reflujo de la humanidad entre la vida y la muerte, y la existencia de un espíritu universal que todo lo agita y no perece nunca.... ¡Y qué leccion!

Palabra del Dia

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