United States or Australia ? Vote for the TOP Country of the Week !


La parte más alta del coronamiento de popa estaría lo menos a treinta pies sobre el agua, y de ella colgaba un gran farol, que brillaba en el ambiente gris del anochecer. El pontón era un viejo navio de la época de Trafalgar. Se llamaba el Neptuno. Al llegar a la cubierta estuvimos esperando durante una hora larga y fría. Me mandaron quitarme la ropa.

También ponía en ciertos paquetes rótulos que no entendíamos, porque eran ya locura manifiesta, y decían: Ruinas, o bien Fanatismo, Barbarie, Urbanización de Envidiópolis, Vidrios rotos, Sobornos, Subvención Personal, y así por este estilo. «¡Ay Dios mío! dijimos mamá y yo ; ya no tenemos marido, ya no tenemos padre. Este hombre está loco». Estuvimos llorando toda la noche.

Traen tambien sus indios dos piedrecillas junto á la nariz, como los Corondas; y son de la misma lengua que los Timbúes: distan 30 leguas de su isla. Habitan sus indios en la orilla de una laguna de seis leguas de largo y cuatro de ancho, situada á la izquierda del rio Paraná. Allí estuvimos cuatro dias, en los cuales nos regalaron los indios con lo que tenian, y los correspondimos.

¡Cuánta tristeza respira el cementerio de la Ligera!... Lo veo todavía, con su bajo tapial, su puerta de hierro oxidada y difícil de abrir, con centenares de cruces negras ocultas por la hierba. ¡Ni una corona de siemprevivas, ni un recuerdo, nada!... ¡Ah, infelices muertos abandonados, cuánto frío deben sentir en su tumba casual! Un momento estuvimos allí arrodillados.

Este pueblo procuró servirnos en todo, y nos dió cuanto necesitábamos con mucho agrado, en tres dias que allí estuvimos. Hombres y mugeres de grandes estaturas: los unos traen en la nariz un agugerillo, en que por galanura se ponen una pluma de papagayo; y las otras se pintan la cara con raices azules, que nunca se quitan, y traen un paño de algodon desde la cintura á las rodillas.

Tenía los ojos siempre posados en tierra y no despegó los labios en los breves momentos que allí estuvimos. Vamos, beba usted, señor; pruebe la gracia divina me dijo la madre.

En seis meses que estuvimos en esta ciudad, nos reparamos con la quietud, y en tanto nuestro capitan Oyolas se informó de los Payaguás que están poblados cerco de 100 leguas de la Asumpcion, á las riberas del rio Paraguay, segun le dijeron los Cários; y que su principal alimento era caza y pesca, y tambien tenian algarroba de que hacian harina que comian junto con el pescado, y vino tan dulce como nuestro mosto.

A lo menos, en casa bien lo estuvimos sin comer. No yo cómo o dónde andaba y qué comía. ¡Y velle venir a mediodía la calle abajo con estirado cuerpo, más largo que galgo de buena casta!

Recibiéronnos bien, y estuvimos con ellos todo el dia, y el siguiente partimos, y nos acompañaron con diez canoas, cuyos indios cazaban fieras, y pescaban dos veces al dia, y nos agasajaban con la caza y pesca. A los nueve dias de camino, llegamos á los indios Acarés, y hallamos juntos muchos.

En fin llegamos á la nacion Biesaie, donde estuvimos cuatro dias, y nos proveimos de lo que habiamos menester, sin atrevernos á llegar al pueblo, por ser tan pocos. En esta nacion está el rio Urquá, en que vimos culebras, llamadas en español Schebe Eyba Tuescha, de diez pasos de largo y cuatro palmo de ancho.