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Actualizado: 22 de junio de 2025


No ignoráis lo que ocurre en las silentes noches: el cuerpo que se escurre entre las suavidades de los ropajes blancos, las manos que se pierden por los turgentes flancos, el beso que provoca, los labios que se buscan y los lenguajes francos que van de boca a boca. Y sabéis, por fin, rosas, que el talismán eterno de las damas hermosas de anémicos suicidas ha llenado el infierno...

ALCACHOFAS RELLENAS. Limpias y cocidas con agua y sal las alcachofas, se escurre toda el agua y se rellenan con un picadillo de carne y jamón; se rebozan en huevo batido y se fríen con manteca bien caliente; se les hace la salsa como a las patatas rellenas, adornando la fuente con unos picatostes.

«Imaginaos cuatro sucias paredes sosteniendo un inclinado techo, al través del cual el agua del invierno por innumerables goteras se escurre. Andrajos de uno á modo de papel azul, pendían de los muros; y la cama, enclavada en un rincón, era paralela al techo, es decir, inclinada por los pies.

Si he de ser franco, diré que experimentaba cierta repugnancia en tocarla. La deliciosa criatura con su inocencia visible y el iris de sus suaves colores asemejábase á un copo de nieve tiritante, resbaladizo y que se escurre.

En esto recuerda que el agua de Vichy se ha concluído, y que tiene que improvisarla, de prisa y corriendo, para la comida, que es a la una de la tarde. Se zafa de sus compañeros; se escurre por un pasillo, en busca de una botella vacía; sale al jardín y da un gran rodeo, porque nadie sospeche la maniobra.

PASTEL DE CONEJO. Se deshuesan y pican muy menudo las patas y lomo del conejo, agregando ternera y jamón; se pone en el fondo de un molde unas lonjas de tocino crudo; encima picadillo; encima trocitos del resto del conejo, picadillo, lonjas de tocino; se pone en el horno hasta que se conozca que está; se escurre el jugo y se deja enfriar.

RAYA A LA CASERA. Después de bien lavada la raya en agua fría, sacado su hígado, que se separa, y cortadas las aletas en pedazos, póngase a cocer en una cacerola o perol con agua, vinagre, cebolla y un poco de sal; se la deja dar dos hervores para que no esté demasiado cocida; sáquese luego y échese en una fuente para pelarla; póngase después en la hornilla con medio caldo; cuando se vaya a servir se escurre, se coloca con su hígado cocido por encima y se rocía bastante con salsa blanca.

PASTA DE GUINDA. Se pesa por kilo de fruta kilo y cuarto de azúcar; se le quitan los tallos y los huesos y en agua fría se pone a cocer; cuando ha hervido un poco se escurre bien y pasa por el cedazo, cociendo la pasta sola y moviéndola sin cesar hasta que espese. Después se pone la pasta y el azúcar juntos, hirviendo diez minutos sin dejar de moverlo, y cuando tiene punto se echa en los tarros.

BACALAO A LA VIZCAÍNA. Cortado el bacalao en trozos regulares, se pone a remojar un día antes de hacerlo, cuidando de cambiar el agua; cuando está desalado se cuece unos minutos y se escurre bien. Cuando está frío se le quitan las espinas y la piel y se fríe. Se fríe cebolla, tomate y pimientos secos, y se mezcla con el bacalao.

El terreno adquiere fluidez hasta grandes profundidades y se escurre á lo largo de las pendientes, llevándose consigo no sólo veredas y fragmentos de roca sueltos, sino hasta casas y bosques.

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