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Conque yo quisiera que usted me indicase todos los hombres que han tenido que ver con tabacos desde Nicot, que los descubrió, hasta Tissot, por lo menos que está contra su uso. Con la vasta erudición que usted me va a proporcionar yo haré trizas a mi contrario... ¡Ay, amigo le interrumpí y qué poco entiende usted de polémica literaria!

Con frecuencia, el señor Hardoin traía el tributo de su rara erudición y de su juicio seguro a esas graves conversaciones y maduraba aquel joven cerebro al contacto generador del de los antiguos maestros. Latinista distinguido, fanático de Horacio y de Virgilio, el notario se encargó de las «Humanidades», con gran contento de la tía Liette, que pudo así conservar más tiempo a su pupilo.

Poseía la erudición de los chascarrillos políticos, y manejaba el caudal de frases parlamentarias con pasmosa facilidad. Bajo este follaje se escondía un árido descreimiento, el ateísmo de los principios y la fe de los hechos consumados, achaque muy común en los que se han criado a los pechos de la política española, gobernada por el acaso.

La escasa erudición de Isidora no le permitía saber si aquellas señoras eran de la Mitología o de dónde eran; pero la circunstancia de hallarse algunas de ellas bastante ligeras de vestido le indujo a creer que eran Diosas o cosa tal. ¡Y qué bonito el armario de tallado roble, todo lleno de libros iguales, doraditos, que mostraban en la pureza de sus pieles rojas y negras no haber sido jamás leídos! «Pero ¿qué harán en los rincones aquellos dos señores flacos? ¡Ah!

Pero admitidos como indudables cierta clase de hechos, queda anchuroso campo para disputar sobre otros y desecharlos, ó darles crédito; y hasta con respecto á los que no consienten ningun género de duda, pueden espaciarse la erudicion, la crítica y la filosofía de la historia, en el exámen y juicio de las circunstancias con que los historiadores los acompañan.

Era casi académico, porque siempre que vacaba un sillón se presentaba candidato, aunque nunca quisieron elegirle. Su fuerte era la erudición; espigaba en todos los campos: en la historia, en la poesía, en las artes bellas, en la filosofía, en la numismática, en la indumentaria.

No ha de incurrir, pues, en el mismo vicio que anatematiza, y estima más breve, más modesto y más provechoso indicar con las menos palabras posibles la fuente principal y más saludable, capaz de apagar la sed de los aficionados á este linage de investigaciones, y de poner en sus manos los medios de ampliar sus ideas, corregir sus opiniones ó satisfacer el natural deseo de completar su erudición y sus conocimientos.

iv Jacinta no tenía ninguna especie de erudición. Había leído muy pocos libros. Era completamente ignorante en cuestiones de geografía artística; y sin embargo, apreciaba la poesía de aquella región costera mediterránea que se desarrolló ante sus ojos al ir de Barcelona a Valencia. Los pueblecitos marinos desfilaban a la izquierda de la vía, colocados entre el mar azul y una vegetación espléndida.

Decimos esto porque ha sido este arco objeto de reñidas contiendas entre muchos anticuarios, que dándole la importancia que por solo no tiene, han gastado tiempo y tesoros de erudicion queriendo buscar el primer arco apuntado hecho en el mundo, y mostrando el precioso hallazgo, quién en oriente, quién en occidente, este en Egipto, aquel en Grecia, unos en las orillas del Soma y del Rhin, otros en las del Guadalquivir, otros finalmente en Inglaterra, en Normandía, etc., segun su particular simpatía por esta ó aquella tierra.

La lectura de libros antiguos, aun de puro pasatiempo, requiere cierto aparato de erudición y bastante fantasía, discreta é ilustrada, para trasladarse en espíritu á la edad en que cada autor escribió, y comprenderle y sentir con él como su contemporáneo, juzgándole después sin pasión y volviendo, al hacer el oficio de juez, á vivir en la edad en que ahora vivimos.