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Actualizado: 11 de octubre de 2025


¿En tu bolsillo? ¿Y porqué? Porque es espantoso. ¡Buena razón! ¿A quién se ha visto llevar el sombrero en el bolsillo? No se viaja sin sombrero, hijita. Póntelo pronto, en tanto que yo hago registrar tu equipaje.

Después de esta carta, parécenos excusado decir á nuestros lectores lo que significan la levita de Andrés y el inusitado movimiento de toda su familia alrededor de su equipaje. Por regla general, á los niños, apenas dejan los juguetes, les acomete el afán, sobre todas sus otras aspiraciones, de hombrear, de tener mucha fuerza y de levantar medio palmo sobre la talla.

Total, que ella bajaba para Palomares, donde ha comprado una especie de chalet o demonios; bueno, pues, cátate que nuestro Alvarito, en vez de tomar el tren que subía, el de Madrid, toma el que baja, da órdenes a su criado, para que recoja corriendo el equipaje y se meta en el reservado que traía la ministra, un coche salón con cama y demás.

Déjeme usted en paz con sus botas y sus camisas... Lo que yo quiero es mi equipaje, ¿sabe?... ¿Qué rayos tenía usted que ver con él, ni por qué se ha metido donde no le llamaban? Oiga usted, señor mío, me parece que no hay razón para faltarme exclamó D. Nemesio encrespándose. La culpa ha sido de los dos, señor Puig, me apresuré yo a decir.

Aquí contestole Miranda en tono mucho menos regocijado . ¡Ahora, cambio de tren! ¡Los suprimiría todos! No hay cosa más incómoda. Busque usted el equipaje para que no se lo lleven a Madrid... mueva usted todos esos embelecos....

En la madrugada del siguiente día había dos coches preparados para la marcha. Todo el equipaje lo ha arreglado la señorita díjome su doncella. No se ha acostado en toda la noche. Apenas estuvieron enganchados los caballos, Cecilia montó precipitadamente en la berlina.

Mientras el viajero saltaba del coche, el señor Princetot se decidió a llamar a su criado, ordenándole que se hiciese cargo del equipaje. Delaberge había resuelto por último marchar valientemente hacia las soluciones más breves. Subió ligero los cinco escalones, entró con el dueño de la casa en la cocina en que relucían innúmeras cacerolas de cobre y fue el primero en hablar.

El coronel hubiera entrado con ella, pero le detuvo con un gesto. Vuelva a buscarme dentro de dos horas y tendré hecho mi equipaje dijo tendiéndole la mano y con una semisonrisa en los labios. Asiola el coronel y estrechola efusivamente.

Mi mujer ha dispuesto el equipaje y yo he escrito á mis buenos amigos de España, más un artículo para La América, titulado, filiacion de los partidos en política. La cuestion de comida nos preocupa muy sériamente, é ignoro á dónde irémos á parar. Desde que salí de Madrid no he hecho una verdadera digestion, y ya mi estómago principia á volverse contra su sueño.

Traía este por todo equipaje una de esas fundas inglesas arrolladas en correas, que encierran tanto en tan poco trecho y bastan para guardar todo lo necesario a cualquier touriste inglés que se dispone a dar la vuelta al mundo.

Palabra del Dia

neguéis

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