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Actualizado: 10 de junio de 2025
La diferencia que hay entre las voces antiguas y antiquadas la hemos puesto en otra parte. Faltan tambien á la regla universal de bien hablar los que quieren enseñar una lengua desconocida con las mismas palabras de ella, que son las que se van á aprender; porque si todavía se ignora su significado, es explicar una cosa obscura por otra que lo es tanto.
En Vetusta llueve casi todo el año, y los pocos días buenos se aprovechan para respirar el aire libre. Pero los paseos no están concurridos más que los días de fiesta. Las señoritas pobres, que son las más, no se resignan a enseñar el mismo vestido una tarde y otra y siempre.
Por esta razon es necesario, que los que han de enseñar públicamente sean hombres de buen exemplo y conocida literatura, porque suelen las letras y costumbres de los Maestros pegarse, digamoslo así, á los discípulos.
Eso piénsalo tú, que eres villano exclamó Ramiro muy cerca de la cólera. No tan villano, señor, que es bien sabido que los Martínez fueron siempre de muy limpia sangre castellana, y que, a no ser el incendio que destruyó todo el solar de mis padres, podría yo enseñar agora a vuesa merced tamañotes pergaminos de mi hidalguía.
Y la poesía, por último, deja ya de atender á lo útil: no teje, ni guisa, ni edifica viviendas; ni trata siquiera de moralizar ni de enseñar verdades, sino que poniendo en ella misma su fin, aunque nada deseche y se valga de todo, tanto de lo creado cuanto de lo increado, tanto de lo real cuanto de lo ideal, como elementos y materia de lo que produce, no tira á producir sino la belleza y no anhela infundir en los ánimos más que el puro y desinteresado sentimiento que nace de verla y de admirarla.
Miguel no entendió el latín, pero calculó bien que aquello debía ser algo como palos o azotes, y lleno de ira volvió a enseñar los puños a su tío por la espalda. Vamos, vete ahora con tus primos, y cuidado con las travesuras concluyó diciendo D. Bernardo mientras empujaba al niño hacia la puerta.
-Y, siendo esto hecho con apacibilidad de estilo y con ingeniosa invención, que tire lo más que fuere posible a la verdad, sin duda compondrá una tela de varios y hermosos lazos tejida, que, después de acabada, tal perfeción y hermosura muestre, que consiga el fin mejor que se pretende en los escritos, que es enseñar y deleitar juntamente, como ya tengo dicho.
Después de bien cosida a puñaladas, le cortó la cabeza segándole el pescuezo, y como si aún no fuera bastante sevicia, la acribilló con cruelísimas e inhumanas cosquillas, acompañando sus golpes de estas feroces palabras: «¡Qué guasoncita se me ha vuelto mi nena!... Voy yo a enseñar a mi payasa a dar bromitas, y le voy a dar una solfa buena para que no le queden ganas de...».
Necesitaba tener una criatura a quien reprender y enseñar por los procedimientos suyos. Púsose la mantilla doña Lupe, y tía y sobrino salieron. La primera se quedó en la calle de Arango, y el segundo se fue a comprar la hucha y tornó a su casa.
La monotonía del camino, de cuándo en cuándo era interrumpida por precipicios, siniestros testigos que vienen á enseñar al viajero antiguos cáuces por los cuales ha corrido la lava y el fuego.
Palabra del Dia
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