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Donde menos lo piensa, en el seno de la familia, salta un Judas. En la tierra no hay ni puede haber honor. En el Cielo únicamente, porque Dios es el único que no nos engaña, el único que no se pone careta de amor para darnos la puñalada. Fortunata se vistió a toda prisa. Sabía por experiencia que mientras más le contradecía era peor.

26 Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 1 Hermanos míos, no tengáis la fe de nuestro Señor Jesús, el Cristo glorioso, en acepción de personas.

No vivía para , no me amaba, no podía amarme, y ¡ay! ¡me había robado el corazón!... Pensé muy seriamente en la vida. ¡La vida! ¡Un crepúsculo espléndido que dura unos cuantos minutos! Después... sombras y obscuridad. Todo nos engaña... la fortuna, la gloria, la amistad, el amor.

El sueño y la vigilia, la demencia y la cordura, son indiferentes para el testimonio de la conciencia; el error puede estar en el objeto mas en el fenómeno interno. El loco que cree contar numerosas talegas no las cuenta ciertamente, y en esto se engaña; pero tiene en su espíritu la conciencia de que lo hace, y en esto es infalible.

El que sueña haber caido en manos de ladrones se engaña en lo tocante al objeto externo; mas en lo que pertenece al acto mismo con que lo cree.

No tengo nada que decir á usted, miss Maud, sino que Jacobo de Freneuse no ha cesado de afirmar su inocencia y que algunos amigos suyos no han creído en su culpa, á pesar de las apariencias y á pesar de las pruebas. ¿Y usted es de esos amigos? , soy uno de ellos. ¿Y no ha hecho usted nada hasta ahora para probar que no se engaña? ¿Qué he de hacer? La justicia ha pronunciado su fallo.

No se trata de saber lo que Goclenio entiende por la palabra sensorium, sino el significado que el caballero Newton dió á esta palabra; Goclenio cree que el ojo, la oreja, ú otro cualquiera órgano de los sentidos, es el sensorio, se engaña. Además, que cuando un autor emplea un término del arte, y declara el sentido que le da ¿para qué buscar el que le hayan atribuido otros escritores?

Lo que se ha de examinar es, si ella ofrece garantías de veracidad, y de que no se engaña en lo que propone: asentado el principio de su infalibilidad, todo lo demas se allana por mismo; pero si este nos falta, es imposible dar un paso adelante. Cuando un viajero de cuya inteligencia y veracidad no podemos dudar, nos refiere cosas que no comprendemos, ¿por ventura le negaremos nuestra fe?

En tanto allá abajo, en el parque, miraba al balcón cerrado del tocador de la Regenta, don Víctor, pálido y ojeroso, como si saliera de una orgía; daba pataditas en el suelo para sacudir el frío y decía a Frígilis, su amigo.... ¡Pobrecita! ¡cuán ajena estará, allá en su tranquilo sueño, de que su esposo la engaña y sale de casa dos horas antes de lo que ella piensa!...

Que nos casen in articulo mortis. Se muere. Por desgracia, así es. Y si usted le quiere, lo menos que puede hacer es dejarle morirse en paz. No morirá en paz si no me tiene a su lado. Se engaña usted. Anselmo no quiere que usted le vea en este trance. ¡Falso! ¡Calumnia! ¿Lo ha dicho él?