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Actualizado: 17 de julio de 2025


Muchas hebras de paja reunidas detienen el paso de un elefante y muchas menudencias acumulativas detienen la marcha de una nación. En su forma originaria, el misticismo era la subordinación de la salud del cuerpo a la salud del alma, de modo que toda disminución de aquello debía importar necesariamente un mejoramiento de la vida.

Es bueno el elefante de naturaleza, y se deja domar del hombre, que lo tiene de bestia de carga, y va sobre él, sentado en un camarín de colgaduras, a pelear en las guerras de Asia, o a cazar el tigre, como desde una torre segura.

La muerte que amedrantó más a los portugueses fue la de Gaspar Fernández. El elefante más gigantesco le cogió con la trompa, le tiró por el aire, y no bien cayó al suelo, le acabó de matar estrujándole el pecho y rompiéndole el cráneo con sus gruesas patas delanteras. Morsamor quiso vengar a aquel compañero de armas, que tal vez era el que más estimaba y quería.

Casi todos los días el exsecretario se encontraba con Tellagorri y cambiaban un saludo y algunas palabras acerca del tiempo y de la marcha de los árboles frutales. Al comenzar a verle acompañado de Martín, el señor Soraberri se extrañó y miraba al muchacho con su aire de elefante hinchado y reblandecido.

También están colgados de la misma bóveda un colmillo de elefante, un freno y una vara; y estos objetos, juntamente con el lagarto, representan las cuatro virtudes cardinales. El lagarto es símbolo de la prudencia; la vara, de la justicia; el colmillo del elefante, de la fortaleza; y el freno, de la templanza.

Pero yo he visto con mis ojos huellas en la tierra más grandes que patas de elefante, que nos enseñaban las gentes del país.

La yerba más fina la arranca del suelo. De la mano de un niño recoge un cacahuete. Se llena la trompa de agua, y la echa sobre la parte de su cuerpo en que siente calor. Los elefantes enseñados se quitan y se ponen la carga con la trompa. Un hilo levantan del suelo, y como un hilo levantan a un hombre. No hay más modo de acobardar a un elefante enfurecido que herirle de veras en la trompa.

Así como avanzaba el trasatlántico, parecían despegarse de las costas jardines enteros con vistosas construcciones; colinas que sustentaban cuarteles y fuertes; pedazos de roca lisa sobre cuyo lomo de elefante se redondeaban las cúpulas de una batería. Eran islas separadas de la tierra firme por estrechos canales.

Tenían estas carnes la densidad de las cosas inanimadas: una dureza de piedra. Daban la sensación a la vista y al tacto de enormes mazas prehistóricas, con las cuales se podía hendir el cráneo de un elefante. La sala del pescado es un paisaje polar. Rocas de hielo amontonadas, y en el interior de estas masas de cristal turbio están los peces de mil formas.

Después Allen, como loco, siguió golpeando el cadáver, la mesa, con una furia de elefante herido, hasta que rompió el banco y se quedó con un trozo de madera en la mano, contemplándolo como un sonámbulo que despierta; luego lo tiró al suelo, y comenzó a llorar. Toda la gente de la taberna había presenciado el hecho, y estaba de parte de Allen. Vamos le dije yo . Hay que huir. No, no. ¿Para qué?

Palabra del Dia

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