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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Ves la patria consumida, Y de enemigos cercada, Y tu memoria turbada Por amor de ella se olvida? En ira mi pecho se arde Por verte hablar sin cordura: Hizo el amor por ventura A ningun pecho cobarde? Dexo yo la centinela Por ir donde está mi dama? O estoy durmiendo en la cama Quando mi capitan vela? Hasme tu visto faltar De lo que debo á mi oficio, Por algun regalo ó vicio, Ni menos por bien amar?
Quevedo, Cervantes y Lope de Vega, estaban allí; los dos en representación, el uno en persona, haciendo brillar el uno de los representados á Cervantes y cautivando en favor de éste la atención de Dorotea en daño del otro representado, de Lope de Vega. Yo os daba durmiendo dijo el tío Manolillo y á ti estudiando, holgazana añadió dirigiéndose á la joven.
Había el arriero concertado con ella que aquella noche se refocilarían juntos, y ella le había dado su palabra de que, en estando sosegados los huéspedes y durmiendo sus amos, le iría a buscar y satisfacerle el gusto en cuanto le mandase.
Sus uñas se retorcían alguna vez sobre el plomo o se quebraban sobre el vidrio; sus dedos sangraban, pero no hacía caso; si se detenía alguna vez, era para secarse la sangre, para escuchar los ruidos que podían venir de dentro y asegurarse de que Honorina continuaba durmiendo.
Allí encontraron las tiendas del viejo Caleliyan con una mitad de su gente, que no sabiendo lo que habia pasado, estaba durmiendo sin la menor sospecha de peligro, y entonces sin examinar si estos eran ó no los agresores, hicieron fuego sobre ellos matando, muchos con sus mugeres é hijos.
Aunque su tío Rafael le había asegurado que en durmiendo la mona recordaría la sagrada promesa que le había hecho, su inquietud no le permitía esperar con calma al día siguiente. Ansiaba que por cualquier medio recobrase la razón y con ella la conciencia de sus obligaciones.
En esotra casa más arriba está durmiendo un mentiroso con una notable pesadilla, porque sueña que dice verdad. Allí un vizconde, entre sueños, está muy vano porque ha regateado la excelencia a un grande.
Después mandó a Patricia a su casa con un recado, llamando a Nicolás, que aquel día había llegado de Toledo. «Que venga mi sobrino inmediatamente, y si está durmiendo, encargue usted a Papitos que le despierte».
Quilito, abstraído, pensaba: ¿Y he de llegar yo a estar como este hombre, sucio, harapiento, comiendo las sobras de los otros, durmiendo en el suelo, dominado por el vicio y la pereza?
¿Y tu mujer, hombre? le decía a un ente rarísimo que se había vestido todo de cuernecitos de abundancia, un dominó negro que llevaba otro igual del brazo. Durmiendo estará ahora; por más que he hecho, no he podido decidirla a que venga; no hay otra más enemiga de diversiones. Así descansas tú en su virtud; ¿piensas estar aquí toda la noche? No, hasta las cuatro. Haces bien.
Palabra del Dia
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