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Actualizado: 6 de junio de 2025


Cuando el viaje de su protector le lleva a Londres, la escuela del dómine Brondeby es para él como un lugar fantástico que despierta en su sér extrañas reminiscencias; después, en la fuerza de su genio, el recuerdo de aquella morada y del viejo profesor han de hacerle producir una de sus subyugadoras páginas.

17 Y , si anduvieres delante de , como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis derechos, 18 yo confirmaré el trono de tu reino, como concerté con David tu padre, diciendo: No faltará varón de ti que domine en Israel.

Espero que, a pesar de sus ideas impías, aceptará el encargo. No se arrepentirá, le garantizo. Nuestros zapatos no le serán muy difíciles de hacer. El voto de pobreza nos obliga a vestir y calzar sin artificio y adelantando el pie sacó del faldamento un zapato por el estilo de los del dómine Cabra; una tumba de filisteo.

El remedio cierto que hay para no errar en este caso, es despreciar las representaciones de la fantasía, y fortalecer el juicio para que la domine: y yo que haciendo buen uso de la razon, y acostumbrándose á vencer y moderar la fuerza de la imaginativa, se consigue el alivio.

¡Silencio! exclamó, levantándose y subiéndose a la frente las antiparras. Y dirigiéndose a : ¡Adelante, caballero! Dejó el libro en la mesa, un horacio antiquísimo, y vino paso a paso a recibirme. Atravesó el dómine por entre la doble hilera de bancos, diciendo a los chicos que tomaran asiento. Los muchachos le obedecieron cuchicheando. Se felicitaban sin duda, de mi llegada.

Paróse un poco á reflexionar, y dándose un puñetazo en la frente, exclamó para : «Así se llamaba uno que estudió conmigo latín; aquel madrileñito que estaba de temporada en la villa, adonde había ido su padre á tomar aires.... Pero no es posible.... Aquel chiquillo tan enclenque y enfermizo que me sacaba los significados, no puede haber subido tan alto.... No, señor.... Y ahora que me acuerdo, no me envió los tirantes de goma que me ofreció para cuando llegara á Madrid, por haber cargado yo con la culpa de esconder las disciplinas del dómine, ni me pagó nunca dos reales y medio que le presté.... ¡Si fuera él!...»

Aunque en la lengua de Tácito no hiciera grandes progresos, pudo, no obstante el poco tiempo que estuvo con el dómine, vencer la repugnancia tradicional de la familia á la lectura de todo documento que fuese extraño al pleito.

El «signatum est super nos lumen vultus tui Dominese halla citado á cada página en estos autores.

Acaso sea atrevida y candorosa esperanza creer en un aceleramiento tan continuo y dichoso de la evolución, en una eficacia tal de vuestro esfuerzo, que baste el tiempo concedido a la duración de una generación humana para llevar en América las condiciones de la vida intelectual, desde la incipiencia en que las tenemos ahora, a la categoría de un verdadero interés social y a una cumbre que de veras domine.

Terminado el trabajo, a eso de las cinco, nada de tertulia en la botica, nada de oir tocar a la señorita Fernández. A mi casita, a mi pobre casita, que me parecía un alcázar. Si acaso, y eso de cuando en cuando, a visitar al dómine o a charlar con Andrés. Los domingos, de vuelta de misa, a conversar con las tías y con Angelina, a leer, a escribir.... Por la tarde al patio.

Palabra del Dia

lanterna

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