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Actualizado: 30 de abril de 2025
En esta reunión se charlaba por los codos, y nadie hacía tanto gasto de palabras como doña Manolita, cuyos graciosos disparates movían a risa hasta al Padre, a pesar de su gravedad.
A Fortunata no se le ocurría nada que responder a estos disparates. «Porque tú has padecido... ¡pobrecita! Buenas perradas te han jugado en esta vida. La pobre siempre debajo, y las ricas pateándole la cara. Pero déjate estar, que el Señor te arreglará, haciendo justicia y dándote lo que te quitaron.
¿Pero qué disparates son esos? exclamó Rafael. ¿Qué quiere usted decir?... Crea que no la entiendo. Como usted vive aquí no se da cuenta del ambiente que le rodea. ¡Amarse sólo por el amor!
Cuando hubo pasado la última figura de esta bizarra procesión, volví con el pensamiento a las montunas realidades de Tablanca... y me llevé las manos a la cabeza, como quien se percata de que ha estado colmándola de disparates para obtener ideas salvadoras.
Ha caído en vuestro cieno por la temeridad de querer remontarse a las alturas con alas postizas». Oyendo estos disparates, Emilia era un mar de lágrimas. Miquis la llevó a un cercano aposento, y en él la encerró con el pobre Riquín, que también lloraba, para que ambos no presenciasen el fin del buen Relimpio, el cual ocurrió media hora más tarde, y fue tranquilo y suave.
En todo el Brasil alcanzan fama de seductoras y de que tienen misteriosas cualidades y encantados lazos con que saben cautivar a los hombres. De San Pablo han salido mujeres que, por su belleza y por otros atractivos, han llegado al pináculo de la fortuna. Arturito, que era muy enamorado, estudió poquísimo e hizo en San Pablo doscientos mil disparates.
Es un refrán sin sentido común. Los locos no dicen más que disparates. Es que mi marido no está loco... Tiene ahora mucho talento. Tal creo yo. Juan Evaristo volvió a callar, pegándose al pezón con salvaje ahínco. «Tome usted un poco de esta bebida. La he preparado como para usted... Está riquísima. Es preciso calmar los nervios».
Y con esto se agotó el repertorio de frases de la buena mujer, que se sentía cohibida en presencia de la señora, hablando poco por temor a decir disparates y atraerse el enojo del esposo, a quien admiraba como modelo de finura y bien decir.
El cerebro recobraba los dominios de la lógica, su salud; la memoria, firme, no era ya un tormento ni se mezclaba con visiones y disparates.
Sí, así será.... Correrán ríos de sangre, ríos caudalosos como los de agua, y los hermanos matarán a los hermanos.... todo por saber si ha de reinar la sobrina del tío o el tío de la sobrina. ¡Qué horrorosos disparates! ¡Y estas cosas pasan en reuniones de gente que se llaman países y naciones!... ¡Y esta es la decantada sabiduría de los hombres de Europa que se ríen de los salvajes!
Palabra del Dia
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