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Actualizado: 13 de julio de 2025


Había trabajado mientras tanto con el mayor celo en su imitación de Firdusi, ya casi concluída, puesto que, á pesar de su vida extraordinariamente activa, había logrado emplear algunas horas diarias en sus estudios favoritos. Había escrito al mismo tiempo innumerables composiciones poéticas; pero temía publicarlas, contentándose con escribirlas.

Por más que no quieras tomar sino una ligerísima tintura, necesitas varias lecciones: necesitas asimismo consagrar a mi servicio y asistencia un par de horas diarias, a fin de que vayas recogiendo sentencias de las que se escapan de mis labios muy a menudo. EUMORFO. Consagraré a tu servicio y asistencia ese par de horas diarias que dices.

Por éstas y otras razones, Doña Francisca pedía al cielo en sus diarias oraciones el aniquilamiento de todas las escuadras europeas.

Paso mi vida respirando; es una ocupación muy agradable en la que empleo diez o doce horas diarias. »Durante la crisis que he atravesado, he sufrido mucho. No recuerdo haber estado tan mal en París. Puede usted creer que muchas personas en mi lugar hubieran deseado la muerte.

Luna aceptó, imponiendo su voluntad a Esteban cuando éste quiso protestar alegando su falta de salud. Sólo haría el servicio de vigilancia mientras durase el verano. Además, eran dos pesetas diarias, casi más de lo que ganaba el Vara de palo. Los ingresos de la casa iban a doblarse, y no era cosa de perder tan buena ocasión.

Naturalmente, no me lo dice así en mi cara, porque es muy fina; pero en varias ocasiones en que no se trataba directamente de , le he oído expresarse duramente contra las personas demasiado devotas y cuyas prácticas diarias empequeñecen la religión. Sabe usted, sin embargo, señor cura, con cuánta facilidad se cae en la indiferencia cuando se descuida el rezar todos los días.

Pero ahora, al pensar en las audacias que se permitió el día de Corpus y otras muchas realizadas por el bolsista en sus diarias visitas, doña Manuela deteníase avergonzada, y a estar iluminado el salón, se hubiera visto su rubor. Ella, que hacía tantos años no se acordaba para nada de Melchor Peña, sentíalo vagar en torno como un espíritu guardián de su honrada viudez.

Al avisarle el camarero que la signora Talberg estaba en su habitación del piso inferior, Ulises se estremeció de inquietud. ¿Qué diría ella al encontrarle instalado en su hotel?... La hora del almuerzo estaba próxima, y aguardó con impaciencia las señales diarias para bajar al comedor.

Desde que vivo emancipado de sus engañosas seducciones, me siento más alegre, más seguro de mismo; gozo con ingenuidad del momento que pasa... No quiero hablarte de las vergüenzas físicas de esos cuerpos que pretendemos divinizar, de las impurezas diarias ó mensuales que les hace sufrir la vida con sus exigencias. La mujer es menos sana que el hombre. La Naturaleza lo ha querido así.

Vinieron en socorro suyo don Rosendo y don Melchor de las Cuevas, don Rudesindo y el párroco de la villa, que espontáneamente le asignaron tres pesetas diarias mientras no cantase misa. Mas al cursar el segundo año de Teología, recibieron estos señores del seminarista una carta elegantemente escrita.

Palabra del Dia

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