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Cualquier sepulcro que pusiera aquí, seria positivamente más sepulcro que las covachas que hemos visitado. El conserje se detuvo y calló. Todos nos detuvimos y callamos. El conserje permanece mudo, todos enmudecimos del mismo modo. Nadie respira, no se oye ni una mosca. ¿Qué significa esto?

Nuestro proyecto era ir a pasar unos días a Bollo, con mi padre, y luego venir a establecernos definitivamente a Madrid. En San Sebastián nos detuvimos para llevar a cabo la visita que Gloria se había propuesto hacer al convento donde había pasado cerca de dos años. Tomamos, en efecto, la diligencia de Vergara y llegamos a esta villa por la tarde, cerca del oscurecer.

La noche habia llegado cuando seguíamos esa parte de la via, por un suelo algo accidentado, por lo cual no pudimos darnos cuenta del aspecto de Tourcoing y Roubaix, ciudades importantes por su fabricacion. Nos detuvimos en Lila, capital de segundo órden en Francia, que teníamos bastante curiosidad de conocer.

Les pedimos comida, y prontamente trageron con abundancia, gallinas, ganzos, ovejas, avestruces, ciervos y otras cosas, y con gran contento de los indios nos detuvimos cuatro dias, tomando noticias de la tierra.

Recibió la noticia con pesadumbre el hijo; mas el padre, que, según entonces comprendí, era un rematado fanfarrón, felicitó a mi amo muy campanudamente, llamándole flor de los navegantes, espejo de los marinos y honra de la patria. Nos detuvimos para comer en el parador de Conil. A los señores les dieron lo que había, y a Marcial y a lo que sobraba, que no era mucho.

Quisiera saber el contenido de los despachos que recibió el Duque dije una vez. También yo se limitó a contestarme Sarto Nos detuvimos para vaciar un vaso de vino y dar pienso a los caballos, con lo que perdimos media hora. No me arriesgué a entrar en el figón y me quedé con los caballos en la cuadra.

Este no se la dejó repetir, porque, listo y alerta como era, se debió dar cuenta en un segundo de la situación por que atravesábamos, y puso los caballos en movimiento. Mi tío dejó hacer, y se hundió en un profundo silencio, pero al llegar a la barranca de la Recoleta, donde nos detuvimos exclamó suspirando ¡dichosos los que han muerto!

»Al vernos fuera de casa nos detuvimos medrosos, mirándonos el uno al otro, como perplejos ante nuestro atrevimiento. »Aún me parece estar viendo a Magdalena con su traje de seda blanca, con su cinturón de color azul celeste. »El camino no me era del todo desconocido, porque alguna vez había paseado por él con la familia del doctor.

Dimos, principio á la marcha, y á las dos leguas escasas llegamos á la capilla que llaman el Oratorio de Merlo, en el que nos detuvimos. Proseguimos hasta llegar á Buenos Aires con el último rumbo, donde entregamos el presente diario, el 31 de Julio de 1796. PEDRO ANTONIO CERVI

Primero fueron regidos por la espada, después por la fe, y ahora por la ciencia. Nosotros hemos sido gobernados por guerreros y sacerdotes, pero nos detuvimos en el pórtico de la vida moderna, sin fuerza ni deseo para tomar la mano de la ciencia, que era la única que podía guiarnos. De aquí nuestra situación triste.