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Actualizado: 9 de junio de 2025


Todo amor, aun el más tierno, aun el más santo, no es más que el instinto sexual disfrazado. Aquello de haber encontrado un ser tan noble, tan puro, tan exento de egoísmo como su esposa constituía para él una verdadera decepción. Pero ya que por este lado no podía refocilarse en sus ideas negras, desesperadas, halló manera adecuada de darles satisfacción pensando en el marquesito.

Con esto la di dos palmaditas en la espalda; logré que las angustias desesperadas de antes se trocaran en copioso y sosegado llanto; incorporóse al fin con cierto brío; intentó, y no se lo consentí, besarme las manos; y después de prometerme que emplearía todos los alientos que la quedaban de los suyos y los que yo la había prestado, en obedecer mis mandatos, se dirigió a la puerta.

Y como los muertos que han de resuscitar al son de la trompeta fatídica, mil fantasmas sangrientos, sombras desesperadas de hombres asesinados, mujeres deshonradas, padres arrancados á sus familias, vicios estimulados y fomentados, virtudes escarnecidas, se levantaban ahora al eco de la misteriosa pregunta.

Los transeúntes que la rozaban con el codo al correr para dar o recibir los aguinaldos, la encontrarían seguramente parecida a una de esas irlandesas desesperadas que patinan sobre el afirmado de las calles de Londres en persecución del penique.

Un coro de súplicas desesperadas, de ruegos dolorosos, llegó hasta el capitán y los soldados que le seguían.... ¡Hermanos, no nos dejéis!... ¡Hermanos, por Jesús!

Se vendían en la gran ciudad los venenos consoladores profusamente, y las desesperadas, sin fuerzas para volver y sin esperanza en el porvenir, entregábanse a ellos, contrayendo horrorosas enfermedades. Las más expertas del grupo convenían en sus apreciaciones. Buenos Aires, una buena plaza de negocios para la que supiera guardar franca la salida. Una ratonera mortal para la que se quedaba dentro.

Ella nos unió en el sentimiento del bien, nos reveló el amor y la fraternidad humana. Después... nos hemos abrazado como hermanos. Su conducta, su aceptación del castigo servirán de ejemplo al mundo. Y yo estoy convencido de que debo renegar de mis desesperadas ideas de un tiempo; que debo proclamar las buenas enseñanzas que ella me inculcó... Habían bajado hasta Ouchy.

Grandes golpes dió en su puerta con ambas manos, pero nadie oía sus desesperadas voces de terror. Acercóse a la entrada de palacio y quiso abrir la puerta de bronce que la cerraba; pero por más esfuerzos que hizo, no pudo lograr moverla un milímetro, y por fin, en su desesperación, concibió la idea de salir por entre los barrotes, pues a toda costa quería abandonar aquella casa.

Estas resoluciones desesperadas sólo se ven en las novelas. Tenía además cierta confianza en el porvenir y consideraba oportuno dejar pasar el tiempo. Su madre tal vez cediese al ver que transcurrían los años sin que ella amase á otro hombre. Edwin podía estar seguro de su fidelidad. Mientras tanto, la Fortuna tal vez se fijase de pronto en Gillespie, como se había fijado en mister Haynes.

Por donde en las historias, más mujeres se encuentran que se mataron desesperadas, que no hombres: sin que por eso nadie las alabe de valientes, o las deje de abominar por furiosas, con que no viene a ser más que una vil cobardía, lo que a la necedad parecía valor, como discurrí largamente en otro escrito Olimpo Máxima 9.

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