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Evidentemente, la razón que me daba no era aceptable, porque a pesar del talento de Juno, yo que no amaba el piano, sentía ganas de gritar y de escaparme cada vez que ella ejecutaba alguna sonata de Mozart o de Beethoven. ¡Qué dos hombres que pueden vanagloriarse de haber aburrido a la humanidad! Yo me desesperaba pensando en sus mujeres.

Ambos trataron en vano de resolver el enigma de mi conducta, y Marta, que se desesperaba al pensar que no me tocaría la menor partícula de su dicha, venía a menudo por la noche junto a mi cama y lloraba sobre mi hombro.

Cuando la tarde declinó pasaron por delante de San Sebastián. Miguel se esforzaba por ver la boca de la bahía de Pasajes, sin conseguirlo. El capitán se desesperaba porque no aparecía la lancha del práctico.

Casi todo aquel día caminó sin acontecerle cosa que de contar fuese, de lo cual se desesperaba, porque quisiera topar luego luego con quien hacer experiencia del valor de su fuerte brazo.

Hácia un estremo de la sala, sentado y delante de una mesita donde se veían algunos papeles estaba el secretario. Su Excelencia era muy trabajador y no le gustaba perder tiempo así es que despachaba con él mientras servía de alcalde en el tresillo y en los momentos en que se daban las cartas. En el entretanto el pobre secretario bostezaba y se desesperaba.

Ya desesperaba de hallar un rincon donde ajustar mi persona, despues de pedirlo en diez ó doce fondas ó posadas mas ó ménos ostensibles, cuando la casualidad me permitió dar con una posada improvisada, decente para el caso, pero que exigia conformidad.

Y Raguet le contestaba, meneando la cabeza y como si él hubiera contribuido en la compra: Me temo que hayamos hecho un mal negocio con el animalucho. ¿Por qué no lo vendemos? Catalina sabía que venderlo era dejar la suma casi íntegra en las manos de ese disipado de Raguet; además, ella no desesperaba de amaestrar a Cónsul, y hasta le tenía algún afecto... Por eso respondía: Tengamos paciencia.

A ambas les ha entrado un gusto apasionado por los bordados, y se informan del dinero que una mujer puede ganar por día con este género de labor. Para terminar, hay en esto un misterio cuya palabra en vano me desesperaba por encontrar. Ella acaba de serme revelada y sin deber entrar en los secretos de usted antes de lo que le convenga, he creído deber transmitírsela sin retardo.

¡Oh, cuán execrable le resultaba ahora su antiguo ídolo! Y sin embargo, estaba convencido de que todo su odio era una impresión del momento, que se desvanecería apenas se hallase en presencia de la mamá. Es muy difícil desarraigar un cariño de tantos años; y este convencimiento era lo que más desesperaba a Juanito.

El Delfín no tenía paciencia para soportar las molestias de un simple catarro, y se desesperaba cuando le venía uno de esos rosarios de estornudos que no se acaban nunca. Empeñábase en despejar su cabeza de la pesada fluxión sonándose con estrépito y cólera. «Ten paciencia, hijo le decía su madre . Si fuera una enfermedad grave, ¿qué harías?». Pues pegarme un tiro, mamá. Yo no puedo aguantar esto.