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Actualizado: 10 de junio de 2025
ALCALDE. Pues es muy justo que se te pague, porque la paré no debió haberse caído. CLETO. Eso mesmo creo yo. ALCALDE. Eso es lo que se necesita.... ¿Y qué dice á esto el demandado? DEMANDADO. Que esa demanda envuelve la falsedad más indigna; que estoy resuelto á negarme á la infame exigencia del demandante, y á hacer todo lo posible por enviar á un presidio á los autores de esa impostura.
DEMANDADO. Usted es un pobre hombre; pero antes que dejarse seducir por un malvado, debiera oir los consejos de los nombres de bien. MERLÍN. Yo soy tan honrao como usté y la.... ALCALDE. ¡Silencio! MERLÍN. No me da la gana. ALCALDE. ¡Tío Merlín!, que tengo malas pulgas, y conmigo no se juega. MERLÍN. Que no me atienten la pacencia. SECRETARIO. Usté se ha extralimitado, señor de Merlín.
ALCALDE. Visto, que, sobre ser el testigo de mala ley, se permite faltar á la Justicia con palabras subversivas.... ALCALDE. ¡Al orden!... Y considerando las facultades que me asisten, y asimismo la caballerosidad del demandado y sus buenos antecedentes,
Que coste, señor alcalde..., y que se apunte todo pa el día de mañana que yo tome cuentas. DEMANDADO. Dé usted antes las que le piden, y no olvide que estoy resuelto á todo, incluso á enviar á los dos á un presidio. CLETO. Yo pido lo que es mío, porque me han dicho que se me debe.
5 Toda palabra de Dios es limpia; es escudo a los que en él esperan. 6 No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso. 7 Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera: 8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan de mi juicio;
Después, a la alta noche, en las tabernas de apaches y de meretrices, a la hora de la fatiga del amor callejero, Verlaine arrojaba los luises que había demandado, como una lluvia de oro, sobre la dolorida canalla. Así sus versos eran una lluvia de estrellas sobre los vulgos que aullaban y le ofendían al verle pasar borracho por su lado. En su barrio tenía una popularidad grotesca.
11 Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, mas demandaste para ti inteligencia para oír juicio; 13 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria; tal, que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.
Facundo pidió que se le adjudicase este ganado en resarcimiento de los gastos que le había demandado la invasión a la ciudad; gastos que se reducían a convocar las milicias, que concurren en sus caballos y viven siempre de lo que encuentran. Poseedor ya de partidas de seis mil novillos al año, mandaba a las ciudades sus abastecedores, y ¡desgraciado el que entrase a competir con él!
Palabra del Dia
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