United States or Guinea-Bissau ? Vote for the TOP Country of the Week !


Llevaba un dia el alcalde mayor dos homicidas presos, y de acuerdo de D. Alonso y algunos caballeros salieron otros á quitárselos. El alcalde se defendió, y fué herido.

Pero, amigo mío, si tuviera que demostrar su inocencia, ¿qué hacer? ¿Dónde encontrar la fuerza de inteligencia suficiente para anular las pruebas acumuladas? ¿Cómo convencer á los jueces? El mismo abogado de Jacobo, ese admirable señor Duranty que defendió á mi pobre hijo con tan apasionada elocuencia, me decía, después de la vista: ¡Yo no ! Cuando le oigo gritar que no es culpable, creo.

Este tan poco número de gente defendió aquella plaza, y cuando supieron que Berenguer con su armada se habia perdido, y que el socorro, que esperaban habia de venir por su mano ya no tenia lugar, y aunque reconocieron el peligro cierto, no perdieron el animo, antes cobrando de la adversidad mayor esfuerzo, dieron ejemplo raro á los venideros de lo que se debe hacer en casos, donde el honor corre riesgo de que alguna mal advertida resolucion manche su limpieza, conservada largos años sin notas de infamia.

A los veintidós años entró, como crítico de artes, en la redacción de El Orden, desde cuyas columnas defendió los atrevimientos revolucionarios de Rodin, Pissaro, Claudio Monet, etc.; pero la novedad de sus opiniones y las violencias de su estilo, le dejaban cesante poco después.

Después recayó de nuevo la conversación sobre el sermón de aquel día, sobre el desenfrenado lujo de las mujeres y sobre las elegancias de Juanita la Larga. En este punto, el maestro de escuela impugnó igualmente el sermón y defendió con más calor, ahínco y acierto a Juanita. Es decía una muchacha discreta, honrada y trabajadora.

La inseparabilidad no destruye la existencia de las partes, solo afirma la fuerza de su cohesion. Al mismo Clarke se le objetó ya el que con ella se hacia á Dios alma del mundo; y aunque se defendió de este cargo, no obstante siempre queda en pié una dificultad que no se le propuso, y que sin embargo no deja de ser grave.

Emma defendió su esperanza de que el médico se equivocara, todo el tiempo que pudo, y con multitud de recursos de ingenio. En el asunto de la probanza que se sacaba de intimidades que ella tenía que confesar, intimidades que, por regla general, eran prueba plena, alegaba como excepción su extraña naturaleza, enemiga de todo ritmo en los fenómenos fisiológicos más corrientes.

El orgulloso francés llevaba dos barcos bien pertrechados de armas. A los que cogía en el mar, grandes o chicos, hombres o mujeres, los desvalijaba y los dejaba en cueros; así que estaba muy rico. Al divisar el galeón del capitán guipuzcoano, como el francés le atacara con brío, Irizar se defendió en su barco, valientemente.

Era tan original y rebelde que todos le decían «el ateo Shelley», o «el loco Shelley». A los dieciocho publicó su poema de la Reina Mab, a los diecinueve lo echaron del colegio por el atrevimiento con que defendió sus doctrinas religiosas; a los treinta años murió ahogado, con un tomo de versos de Keats en el bolsillo.

Cuando tornaba, Andrés, que había vuelto un poco en su acuerdo, se levantó y, saliéndola al encuentro y tomándola por las manos, le dijo en broma: ¿Conque no me quieres, eh?... Pues ahora vas a quererme a la fuerza. Y se trabó con ella a brazo partido, queriendo besarla. Rosa se defendió bizarramente, aunque la risa le impedía a veces desplegar todas sus fuerzas.