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Actualizado: 20 de junio de 2025


Guillermo se levantó, cogió a su amigo en sus brazos y se dirigió silenciosamente a la orilla del río, donde cavó una fosa, colocando encima una piedra con una sencilla inscripción, pero el primer vendaval llenó la inscripción de arena y polvo, y la primera crecida del Danubio arrastró piedra, sepultura y cadáver. Guillermo murió al año siguiente. Eulalia aún vive; ahora tiene veintiocho años.

Para formar una idea de lo fabuloso de su geografía, téngase en cuenta que se dice en ella que el Danubio es el límite entre Rusia y Suecia; los protagonistas, además de la Reina, son el duque de Rusia y los duques de Albania y de Gothia; algunas bellezas de su parte cómica no contrapesan la vaciedad de la parte seria.

Sus estancias no tienen fin. Mi cuñado Raúl, a quien le da por hacer ironías con las matemáticas, ha hecho un cálculo, según el cual, puestos en línea recta los alambrados de los campos de misia Melchora, resultan más largos que las vallas de alambre electrizado de las trincheras europeas, que llegan desde Bélgica hasta el Danubio. Por lo demás, misia Melchora es una distinguidísima matrona.

De un lado, las aguas badenses vierten hácia el Rin, principalmente por el Nékar y el Kinzig; del otro, tienden hácia la hoya del Danubio, que tiene su orígen en el corazón del gran-ducado. La variedad que tiene ese doble sistema hidrográfico y el de las montañas, determina tambien, naturalmente, una gran variedad en las producciones del suelo y las condiciones de la vida social.

Por eso he resuelto desterrarme de aquí y buscarme una tumba en otro sitio. Cerca de Donnawert hay un antiguo monasterio, cuyos muros baña el Danubio, y al cual se llega después de atravesar un bosque de abetos de un aspecto triste y formidable.

De Leipsick y Praga, ciudades que solo visité al pasar, nada podré decir; por lo tanto entremos en Viena. El Danubio, ese imponente y majestuoso rio que ha presenciado tantas batallas y sido testigo de acontecimientos tan importantes, atraviesa y rodea Viena con sus ondas alguna vez turbulentas.

Al día siguiente se desbordó el Danubio. Mientras tanto, Guillermo se extrañaba de que Carlos no hubiese llegado; y contaba impaciente los días transcurridos desde aquel en que su amigo debía de llegar. Pero sus temores aumentaron aún cuando vio que la inundación, que había llegado hasta el monasterio, había cubierto toda la campiña e interrumpido todas las comunicaciones.

Nuestro río, pues, era grande como el Danubio; por él hubieran podido navegar grandes escuadras, si en aquel tiempo hubiera habido hombres que las construyeran. Para ver hoy el humilde arroyo tal cual fué en otra época de nuestro planeta, nos hemos de transportar con el pensamiento sobre las márgenes de algún gran río de la América del Sur. ¡Qué cambio de espectáculo tan repentino!

Lo mismo que los grandes ríos, el Ródano, Danubio ó la corriente del Amazonas, el mar está compuesto por millones de arroyos que afluyen á sus tributarios.

Después sobreviene una nueva calamidad, la expulsión de los judíos hispánicos, tan compenetrados con el espíritu de este país, tan amantes de él, que aún hoy, después de cuatro siglos, esparcidos por las riberas del Danubio o del Bosforo, son españoles y lloran en viejo castellano la patria perdida: Perdimos la bella Sión; perdimos también España, nido de consolación.

Palabra del Dia

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