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Actualizado: 10 de junio de 2025
Si no recuerdo mal dijo el rey en esta carta que acabáis de leerme, padre Aliaga, dice que ese mancebo no ha estado nunca en la corte; si llegó anoche, ¿cómo conoció á doña Clara? y aun dada la ocasión de conocerla, ¿cómo se enamoró ella de él? Esto es extraordinario; esto no puede creerse; por otra dama debió reñir con don Rodrigo ese Joven... precisamente, ó yo no lo entiendo.
Para fijar como ensayo el número de las comedias de Calderón y su orden cronológico, copiamos primero, por el valor auténtico que ofrece, la carta ya mencionada en la página 195 del tomo IV, del duque de Veragua, en que éste pedía al poeta que le remitiese un catálogo de sus comedias y autos, y la respuesta dada á esta carta por Calderón . «Carta del Excmo. Sr.
Comprende formularios de procedimiento; arancel de los derechos que deben cobrar los Oficiales del Santo Oficio en el Juzgado de causas civiles y dietas para la salida de los Nuncios o Alguaciles de los pueblos. Aparece dada esta orden en el Castillo del Temple de la Ciudad de Mallorca a 26 de octubre de 1580.
Una alteración de personal que hubo por entonces en la imprenta, inspiró a Millán la idea de que aquel favor, que su amigo frecuentemente le hacía, sólo para ganar tiempo y anticipar la hora de salir juntos, podía redundar para Pepe en una ganancia, no grande, pero sí oportuna, dada la situación de su casa, donde la necesidad se iba entrando a banderas desplegadas desde que comenzó a agravársele a don José la enfermedad de las piernas.
Ningun escritor godo habla cosa alguna de esta proteccion á los judios dada por el rei Witiza.
¿Y qué inconveniente ha de haber? Le diré a usted interrumpió don Cándido, tiene dada ya una comedia de costumbres. Con perdón de usted se apresuró a decir Tomasito, cuando la hice no había leído a Víctor Hugo: ni tenía los conocimientos que tengo en el día... ¡Ay! ya. Pues mi hijo dio esa comedia, y verá usted lo que sucedió a mi entender.
Tras un galope de algunas leguas andaba de vago y era joven y aficionado al baile y las buenas mozas llegué al viejo rancho desmantelado y solitario veterano de cien tormentas donde se iba a bailar, cosa que no era muy frecuente entonces, dada la escasez de población en aquellos parajes.
De sí propio, y con asiduo trabajo, se había ido creando una numerosa clientela de abogado, en cuya engañosa profesión, entre nosotros perniciosamente esparcida, le hicieron entrar, más que su voluntad, dada a más activas y generosas labores, los deseos de su padre, que en la defensa de casos limpios de comercio había acrecentado el haber que aportó al matrimonio su esposa.
En otro grupo se comentaba una gran fiesta dada últimamente. Mi sobrina Lucía preguntó: ¿Estuvieron las de García Nájera, Clotilde y Sofía? No entraron en el marcador respondió el joven Evaristo. Aludiendo al noviazgo fracasado de otra señorita, dijo Raúl, uno de los más frívolos de mis invitados: «Esa carrera no se corre».
Dada en Madrid á 13 días del mes de Agosto año 1726. Por su mandado,
Palabra del Dia
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