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Actualizado: 20 de mayo de 2025


Por último, se convino en que, si ella compraba el décimo, ellos le tomarían la mitad, dándole una participación de dos reales en el mágico 5.005, número seguro, tan seguro como estarlo viendo.

A la mitad de la calle del Arenal comenzó a seguirle un muchacho, empeñado en venderle un décimo de la lotería. ¡Mañana se juega! gritaba.

Los mayorales, que han pasado la mañana reunidos en grupos, liada al braza la tralla, fumando y escupiendo por el colmillo, mandan noramala a las desharrapadas mozuelas que, con el décimo de la lotería en la mano y la hez del idioma en los labios, van de uno en otro ávidas de piropos soeces; cada hombre se coloca en su puesto, y empieza a oírse el grito tentador: ¡Eh, arriba! ¡a la plaza!

Pues, señor, yo en vez de rezar, iba, ¿y qué hacía? Trabajaba unas puntillitas estrechas, sin que la tía lo supiese, y se las vendía a una mujer del mercado, diciéndole a Nuestra Señora: «No es pecado esto que hago, porque es para sacar a la lotería, y si saco es para entrar monja...». Pues etaquí que cada mes me tomaba mi décimo, y para que saliese bien, siempre echaba con algún santo.

Los países musulmanes y los cristianos del Oriente, Armenia y Abisinia han quedado fieles al primer plan, y los cristianos del Occidente han empleado simultáneamente los dos, en proporciones tan diferentes, que en la actualidad, mientras la América del Norte tiene diez escuelas por cada iglesia y cuatro caballos de vapor por cada habitante, la Rusia y mucha parte de la América del Sur tienen todavía diez iglesias por cada escuela nacional y un décimo de H. P. por habitante.

Don Carlos estaba en su comedor tomando el décimo mate de la mañana. Celinda, con vestido femenino, ocupaba un sillón de junco y parecía entregada á melancólicos pensamientos. El mestizo entró gritando: Patrón, el comisario dice que vaya ahorita mismo al pueblo. Han tomado preso al que robó nuestra vaca.

2 Y se cerraron las fuentes del abismo, y las ventanas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida. 4 Y reposó el arca en el mes séptimo, a diecisiete días del mes, sobre los montes de Armenia. 5 Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cabezas de los montes.

Todo en suma manifiesta la preponderancia de la corte de los califas en el décimo siglo. Fué este Recemundo, de quien hemos hablado en la nota 3, pág. 173, y cuya consagracion es otro hecho singular y precioso para la historia de la iglesia mozárabe.

Y así fué dando cuenta de todos hasta llegar al noveno. Allí percibieron ruido de voces y vieron iluminada la abertura. Aquí es donde vamos a almorzar. Antes visitaremos el onceno para ver los trabajos. Después de pasar el décimo, gritó con toda su fuerza: ¿Están echados los taquetes? Se oyó una voz lejana en el fondo que decía: No. ¡Echarlos ahora mismo! gritó el director agitado.

Sea su novela Amistad funesta el décimo volumen de las obras del Maestro. Es milagro que ella, como casi todo lo que escribió, no se haya perdido. Se publicó en 1885, en varias entregas, en El Latino Americano, periódico bimensual, de vida efímera órgano de la Compañía Hecktograph, de New York que no se encuentra hoy en biblioteca pública alguna.

Palabra del Dia

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