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Por algo así desea que tu hermano se las líe cuanto antes. Triste sería eso, abuelito, si usted no se equivocara. Pues te aseguro que no me equivoco. Sin embargo, papá no está en el mismo caso que mamá, por lo que a toca, y tampoco quiere a mi hermano como le quería. Tu papá es un majadero a quien nunca le cupieron en la cabeza dos ideas juntas.

Al cabo, a fuerza de paciencia y resolución, triunfó Julián en su batalla con aquellas alimañas impertinentes, y en los estantes, ya despejados, fueron alineándose los documentos, ocupando, por efecto milagroso del buen orden, la mitad menos que antes, y cabiendo donde no cupieron jamás. Tres o cuatro ejecutorias, todas con su colgante de plomo, quedaron apartadas, envueltas en paños limpios.

Vino la noche. Fuímonos ahuchados a la postrera faldriquera de la casa. Mataron la luz; yo metíme luego debajo de la tarima. Empezaron a silbar dos de ellos y otro a dar sogazos. Los buenos caballeros, que vieron el negocio de revuelta, se apretaron de manera las carnes ayunas (cenadas, comidas y almorzadas de sarna y piojos), que cupieron todos en un resquicio de la tarima. Estaban como liendres en cabellos o chinches en cama. Sonaban los golpes en la tabla; callaban los dichos. Los bellacos, que vieron que no se quejaban, dejaron el dar azotes y empezaron a tirar ladrillos, piedras y cascote que tenían recogido. Allí fue ella, que uno le halló el cogote a don Toribio y le levantó una pantorrilla en él de dos dedos. Comenzó a dar voces que le mataban. Los bellacos, porque no se oyesen sus aullidos, cantaban todos juntos y hacían ruido con las prisiones.

Vendí el resto de mi botín, mes garçons, por tantas monedas de oro como cupieron en mi bolsón de cuero y por siete días tuve doce velas encendidas en el altar del bendito San Andrés, porque sabido es que si olvidáis á los santos cuando las cosas marchan bien es muy probable que ellos se olviden de vosotros cuando los necesitéis.

Tres sugetos las otras coronaron Alli en el mesmo monte peregrinos, Con que su patria y nombre eternizaron. Tres cupieron á España, y tres divinos Poetas se adornaron la cabeza, De tanta gloria justamente dinos. La envidia, monstruo de naturaleza, Maldita, y carcomida, ardiendo en saña A murmurar del sacro dón empieza. Dixo: será posible que en España Haya nueve poetas laureados?

Fueron de la expedición los hijos, yernos, hijas, nueras y nietos de D. Acisclo, el cura, el médico, doña Luz, doña Manolita y Pepe Güeto, y otras varias personas. Los que no cupieron en los vehículos de ruedas, fueron a caballo o en burro. El P. Enrique llegó bien y fue recibido con vivas por aquella turba, en el andén de la estación. En el lugar fue un triunfo su entrada.

Otro documento también me ha facilitado el señor Gestoso, que figura en su colección de autógrafos, y el cual lleva la fecha de 1569, siendo un poder otorgado por Guerrero á dos canónigos para cobrar 261 gallinas que le cupieron en dicho año de la ración de que gozaba en la iglesia Catedral.