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Actualizado: 23 de noviembre de 2025
Muchos son los propietarios que allí poseen veinticinco, cuarenta, cincuenta mil y aún ochenta ó cien mil olivos, lo que representa valores muy fuertes, puesto que cada árbol que fructifica vale tres duros por lo menos. A eso se agrega que, antes de la época en que la planta comienza a producir, se cultiva con viñas ó cereales el terreno intermediario en las inmensas calles de olivos.
Era D. Dionisio Oliveros un antiguo empleado del ministerio de Ultramar, jefe del negociado donde servía Mario, que ya muy tarde, cuando pasaba de los cuarenta, se sintió irresistiblemente llamado a conquistar la gloria de la literatura.
Entraron, en fin, en la posada, y la Argüello, que era una mujer de hasta cuarenta y cinco años, superintendente de las camas y aderezo de los aposentos, los llevó a uno que ni era de caballeros ni de criados, sino de gente que podía hacer medio entre los dos extremos.
6 Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que toda la gente de los hombres de guerra que habían salido de Egipto, fue consumida, por cuanto no escucharon la voz del SE
Era una mujer entre los cuarenta años y los cincuenta, que todavía guardaba vestigios algo borrosos de una belleza ya remota. Su obesidad desbordante, blanca y flácida tenía por remate una cabecita de muñeca sentimental; y como gustaba de escribir versos amorosos, apresurándose á recitarlos en el curso de las conversaciones, sus enemigas la habían apodado «Cien kilos de poesía».
Al alba, vencidos por el cansancio de aquella larga y angustiosa velada, se quedaron dormidos; pero su sueño duró poco, pues fueron bruscamente despertados por unos gritos salvajes. Iban a ponerse en pie, cuando se precipitaron sobre ellos treinta o cuarenta papúes armados de cerbatanas, mazas y lanzas, y adornados de plumas y collares de dientes de cuadrúpedos y conchas de tortugas.
Hoy sabe que una etapa de artillería es una marcha de treinta a cuarenta kilómetros, con una hora de alto para almorzar. El abate Constantín se lo ha enseñado; pues durante las visitas que hacen juntos a los pobres, Bettina lo abruma a preguntas sobre las cosas militares y especialmente sobre el servicio de artillería. ¡Ocho o diez leguas bajo esta lluvia azotadora! ¡Pobre Juan!
15 Y no se hallaron mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. 16 Y después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. 17 Murió pues Job viejo, y lleno de días.
Francisca Cortés, mujer de Onofre Aguiló, de Onofre, negociante de oficio; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cuarenta y ocho años, reconciliada y presa segunda vez por judaizante, relapsa.
A los treinta o cuarenta pasos de negrura comenzamos a ver delante de nosotros una pálida claridad. Se adivinaban a esta luz incierta las pirámides afiladas de las rocas, las estalacitas blancas del techo y, abajo, el mar, hirviendo en espumas, semejaba una aglomeración de monstruos de plata revolviéndose en un torbellino. Era realmente extraordinario.
Palabra del Dia
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