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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Mas que se lleve Satanás a cuantas Dulcineas hay en el mundo, pues vale más la salud de un solo caballero andante que todos los encantos y transformaciones de la tierra.
En una reunion se cuenta que el ingeniero N. acaba de idear una nueva máquina para tal ó cual producto, y que su invencion lleva ventaja á cuantas se han conocido hasta ahora. El testigo es ocular. ¿Quién lo refiere?
Cuantos así la vieron la elogiaron achuladamente: sólo él tuvo valor para decir que todo aquello, por flamenco y grosero, desdecía de su tipo elegante y fino. ¡De cuántas cosas parecidas se acordaba! Ansiosa de saber si Juan había llegado a Madrid, fue a los teatros en días de estreno, al primer turno del Real, y nada.
Todo su capital consistía en unas cuantas docenas de duros que había traído de su fuga de Mallorca, cantidad que conservaba aún gracias a Pep, tenaz en su negativa a aceptar remuneración alguna.
Frecuentaba la casa, los acompañaba algunas veces en sus paseos, les demostraba un afecto paternal y les prestaba los servicios que podía y en todo caso el auxilio de su experiencia. ¡Cuántas veces, sorprendiendo sin querer alguna caricia furtiva, se le rasaron los ojos de lágrimas recordando los contados días de su dicha conyugal! Mario lo observaba y le hacía una seña a Carlota.
No contaba con la huéspeda, es decir, con el inglés, quien, saliendo de su habitual pachorra, al averiguar los malos designios que se traía el socio, allí mismo le dijo cuántas son cinco, y armó el gran escándalo.
Esta crecidísima cifra, que parecerá exagerada al que no ha visitado Lóndres, no sorprende en modo alguno al que ha visto el número extraordinario de vapores que durante todo el dia cruzan el Támesis, conduciendo generalmente cada uno cuantas personas cojen sobre los puentes.
El aspecto de tu existencia va a cambiar desde esta noche. ¡Cuántas penas, pobrecita, cuántas alternativas y vaivenes en tan pocos años! Por un lado tú, por otro yo. Ambos sujetos a mil fatigas, mecidos y arrastrados por este oleaje terrible que ya nos sube, ya nos baja, ya nos junta, ya nos separa... Es verdad, es verdad.
Por último, de cuantas soluciones pudo usted dar a este enredo me parece la que usted da la menos natural y verosímil. Si Ignacio no se vuelve loco, ¿considera usted tan fácil que su mujer le haga pasar por tal y que le encierre en un manicomio?
Este empeño no podía ser más natural ni más propio de las mujeres. ¿Cuántas de ellas no han soñado con traer o han traído, ya herejes o paganos al gremio de la cristiandad, ya desaforados criminales a una vida penitente, y ya a la templanza, a la paz y a las costumbres morigeradas a hombres crapulosos, jugadores y pendencieros? La tentación de Rafaela era difícil de vencer.
Palabra del Dia
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