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Sed, pues, conscientes poseedores de la fuerza bendita que lleváis dentro de vosotros mismos. No creáis, sin embargo, que ella esté exenta de malograrse y desvanecerse, como un impulso sin objeto, en la realidad.

Viviría rodeada de magnificencia, de lujo, y algún día, en uno de esos momentos en que el amor atestigua, protesta, jura, siente la necesidad de dar, diría á un galán: «Os cojo la palabra. Empero no creáis halagarme con los presentes acostumbrados.

26 Les respondió Jesús, y dijo: De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. 28 Y le dijeron: ¿Qué haremos para que obremos las obras de Dios? 29 Respondió Jesús, y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él envió.

5 No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado, guarda, no abras tu boca. 7 Yo empero al SE

Dos desgracias serían, que no creáis que mi desventurada señora pueda sobrevivir mucho a lo cruel de su desengaño: ella creía viendo lo que en vos veía, y cómo en sus ojos de amor agonizabais, que otra mujer que ella para vos no había en el mundo, ni otra gloria que la de Dios que sobrepujar pudiera en bienandanza a la gloria que vos gozabais enamorado por ella; y es tal y de tal manera la agonía que a mi señora atormenta y mata, que llamar ha mandado a un escribano, que hacer testamento quiere.

15 Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada tal cosa, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano? 16 Y otras cosas hablaron sus siervos contra el SE

-No entiendo cosa de cuantas me decís, chica ni grande. -Pues este libro las dice -me respondió-, que se llama Grandezas de la espada, y es muy bueno y dice milagros; y para que lo creáis, en Rejas que dormiremos esta noche, con dos asadores me veréis hacer maravillas. Y no dudéis que cualquiera que leyere en este libro matará a todos los que quisiere.

15 y me alegro por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos a él. 16 Dijo entonces Tomás, el que se dice el Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él. 18 Y Betania estaba cerca de Jerusalén, como quince estadios;

"No entiendo cosa de cuantas me decís, chica ni grande." "Pues este libro las dice me respondió , que se llama Grandezas de la espada, y es muy bueno y dice milagros. Y, para que lo creáis, en Rejas, que dormiremos, esta noche, con dos asadores me veréis hacer maravillas; y no dudéis que cualquier que leyere en este libro matará a todos los que quisiere."

No, se lo he prohibido. Me ha prometido que no hablará de lo que ha jurado. Si os dice, sin embargo, alguna frase desagradable, haced como si no la oyerais; pero no creáis que llegue hasta maltrataros. Vendrá a verme, sin embargo. ¡Ah! Tiemblo ante la sola idea de encontrarme con ella. ¿Y por qué ha de ir? Para retar y castigar a la señorita. Es cierto, pero eso, ¿qué os importa?