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Actualizado: 6 de junio de 2025
En cuanto á la crítica, las preocupaciones reinantes en Francia han sido obstáculo, hasta los tiempos modernos, de que estimasen como debían, con toda libertad, el mérito del teatro español; pero desde época antigua manifestaron siempre aprecio y admiración por el mismo.
Desde el impulso dado á la crítica por Lessing, extendiendo sus horizontes y no contentándose ya con las reglas y los antiguos modelos, se había sentido en Alemania afición extraordinaria al estudio de las literaturas extranjeras, como lo prueban los muchos escritos de autores distinguidos de esta época, entre los cuales, por su relación especial con nuestra literatura, sobresale en primer término Augusto Guillermo Schlegel.
Ese trabajo ha sido ya juzgado por la crítica eminente de España, y el nombre de su autor se pronuncia hoy en la Academia Real con el mismo respeto que el de los más grandes peninsulares... .
Quedó más tranquilo desde que no tuvo en la habitación aquellos perversos enemigos de su salvación. Dejó por completo la lectura y entregose de nuevo a los deberes del confesonario, que tenía algo abandonados. Y procediendo con sus dudas de crítica histórica como los santos antiguos procedían con las tentaciones de la carne, comenzó a mortificarse despiadadamente.
La cuestion está en si el hecho, sin embargo de estar fuera de las leyes de la naturaleza, es intrínsecamente posible: porque en tal caso la cuestion sale del terreno de la filosofía y entra en el de la crítica: el incrédulo, si admite la existencia de Dios, debe admitir su omnipotencia; y entonces no deberemos disputar sobre si Dios puede ó nó hacer este milagro, sino únicamente si lo ha hecho.
Pero en tan crítica ocasión no se desmintió la solidaridad de la Fábrica.
En general, sin embargo, Luzán se arroga el papel de legislador teórico del Parnaso, y sólo á la ligera hace la crítica de la literatura española.
No hablaba una palabra del presente: dejaba en pie aquella crítica despiadada del viejo revolucionario, despreciándola como un sueño de ideólogo, y se enfrascaba en su canto al pasado, afirmando por centésima vez que habíamos sido grandes por ser católicos, que en el momento no lo fuimos, todos los males del mundo cayeron sobre nosotros, y hablaba de los excesos de la revolución, de la tormentosa república del 73, cruel pesadilla de las personas sensatas, y del Cantón de Cartagena, el supremo recurso de la oratoria ministerial, una verdadera fiesta de caníbales, un horror jamás conocido en la tierra de los pronunciamientos y guerras civiles.
Bueno es contribuir a que tales cosas no se crean. Justo es confesar, sin embargo, que la gloria de Velázquez debe más a la crítica extranjera que a la española.
Hizo, con Gautier, la crítica teatral en La Presse, y publicó interesantes trabajos; pero era un hombre tímido y solitario que desdeñaba la popularidad y los firmaba con seudónimos distintos.
Palabra del Dia
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