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Actualizado: 27 de junio de 2025


Uno de aquellos calaveras cogió al muchacho del brazo y lo hizo subir al salón que acababan de dejar, en el que quedaban todas las últimas heces del desenfreno y la borrachera. La crápula volvió á empalmarse, haciendo participar al muchacho de todos los goces, recorriendo en dos horas cuantas páginas escribe el delirio inspirado por todas las pasiones.

Las noticias del sabio Mentor hiciéronle apresurar su vuelta a España, y engolfándose de nuevo a su regreso en su antigua vida ordinaria de crápula elegante y vagancia aristocrática, interrumpida a veces por solemnes intervalos políticos, quedáronsele en la gaveta las cartas de Garibaldi, pasósele el susto que le había llevado a Italia, y en su impresión natural de niño revoltoso, no volvió a acordarse de los masones, juzgando que también ellos le tendrían olvidado.

Si San-Gil ocupa el centro mismo de Lóndres y es principalmente el barrio de la indigencia, la inmundicia y la suprema desnudez, Bethnal-Green y Spitalfields son los asientos del vicio en todas sus formas y con toda la hediondez de la crápula infame, en tanto que White-Chapel, que recoge sus reclutas en las filas de la miseria, es la espantosa madriguera del crímen.

Un hombre hastiado debe morir noblemente luchando brazo a brazo con el hastío, forzándole, estrechándole, entrando de lleno en los excesos de todo género, hasta caer bajo los estragos de una vida monstruosa, absurda. Yo lo adopté todo: la crápula, la orgía el desorden, el placer... Yo esperaba que apareciese la tisis. Pero la tisis huyó espantada de .

¡Imbécil! tronó M. L'Ambert, jamás comprendes las cosas... por más que, en realidad, no es menester que comprendas. Se trata únicamente de que digas sin rodeos si quieres cambiar de conducta y renunciar a esa vida de crápula que me mata de rechazo. Te prevengo que tengo el brazo muy largo, y que, si persistes en tus vicios, sabré ponerte pronto a buen recaudo. ¿Preso? Preso.

Nunca tu padre manchará tu frente, Donde brilla la luz del inocente Como en los rios nubes de zafir; Por mostrarte la crápula del vicio, Jamas te acercaré del precipicio Que vértigo derrama en el vivir.

No le fue a la zaga en esto Miguel, estimulado con su ejemplo: ambos comenzaron a darse vida de príncipes disfrutando alegremente de los siete mil duros de renta que el brigadier había dejado; teatros, bailes, paseos, cenas a última hora, partidas de juego y de caza, noches de amor y de crápula, de todo gozó el héroe de nuestra historia en los cuatro años que siguieron a la muerte de su padre.

Palabra del Dia

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