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Actualizado: 24 de junio de 2025
Una mañana va a invitar a López a la correría: «No, compañero le contesta éste ; si de hecho es usted muy bárbaro.» Rosas, en efecto, los castigaba todos los días, los dejaba llenos de cardenales y contusiones.
Enviose aviso al pueblo para que allí les esperase una razonable cantidad de borriquitos, y en los coches de la casa y en los que habían traído las personas que últimamente habían acudido se trasladó no mucho después la dorada juventud a la gran plaza que hay delante del Monasterio, punto inicial de la correría.
Responde él negativamente: se propone pasar allí dos ó tres días y alojará en la célebre posada de la Garduña. Ella duda. El día anterior le vió en la romería hablando quedo y aparte con Celedonia, una viuda hermosa del valle de Bimenes. Y se alarma pensando si su esposo correría como otras veces á olvidar el lecho nupcial en los brazos de aquella sirena engañadora.
La barraca y la fortuna del odiado intruso alumbrarán tu cadáver mejor que los cirios comprados por la desolada Pepeta, amarillentas lágrimas de luz. Batistet regresó desesperado de su inútil correría. Nadie contestaba. La vega, silenciosa y ceñuda, les despedía para siempre. Estaban más solos que en medio de un desierto; el vacío del odio era mil veces peor que el de la Naturaleza.
Lleno de confianza y fatigado por una larga correría, no me entretuve ni perdí tiempo en buscar un refugio.
No podía probar ese derecho, la única prueba estaba en poder de sus enemigos y a la menor sospecha destruirían infaliblemente ese testimonio. ¿Huiría sola del castillo? ¿Correría horas enteras a través de los bosques, para invocar el socorro de Federico? ¿Quién le indicaría el camino? ¿Y qué podría hacer aquel joven más que ella? La inutilidad de sus meditaciones le arrancaba penosos suspiros.
Podía «la tía de Berlín» cantar toda clase de grandezas de la tierra de su marido. «¡Macanas! exclamaba Julio, que había hecho serias comparaciones geográficas y étnicas en sus noches de correría . No hay más que París.» Chichí saludaba con una mueca irónica la menor duda acerca de esto: «¿Es que las modas elegantes las inventan acaso en Alemania?» Doña Luisa apoyó á sus hijos. ¡París!... Jamás se le había ocurrido ir á una tierra de luteranos para verse protegida por su hermana.
El espíritu de secta, la anarquía religiosa, si bien se ejerce fuera de los límites del gobierno, no produce menos serias perturbaciones sociales. En una palabra, si yo buscara en el mundo un ideal político, correría aún tras él. Cincuenta millones de hombres en el afán de la producción, son una masa tan imponente, que puede ser batida sin peligro por los vicios de una organización incorrecta.
Con el tiempo y en plazo no muy lejano, esta inmensa provincia está llamada á ser dividida en tres, formando la Iraya y Tabaco una de término, y Sorsogon y Catanduanes, otra de ascenso y entrada respectivamente. Para proceder con método vamos á hacer una correría á toda la provincia, visitándola por partidos.
Me tiene a mí, que llevo gastado un porción de dinero por darle carrera, pero necesita un padrino si ha de ir adelante, y nadie mejor que usted. ¡Si usted quisiera dirigir una novillada en la que matase el chico!... Iría la mar de gente: yo correría con todos los gastos. Esta facilidad para «correr con los gastos», ayudando al chico en su carrera, había ocasionado grandes pérdidas al tabernero.
Palabra del Dia
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