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Actualizado: 23 de junio de 2025
El portero era un antiguo cabo de coros; el principal estaba ocupado por una agencia donde de sol a sol no se hacía otra cosa que poner voces a prueba; los demás pisos los habitaban cantantes que al saltar de la cama comenzaban a hacer ejercicios de garganta conmoviendo la casa del tejado a la cueva como si fuese una caja de música.
Huyendo por algunas horas de la tarea de hacer gorgoritos en los coros celestiales, había osado descender á las regiones terrestres, con la esperanza de que el Señor le perdonaría esta escapada cuando le contase lo que había visto y cómo progresaban los negocios de los humanos después del pecado original.
Todas sus peroratas sobre este tema de la vanidad concluían diciendo: «Ya, ya vendrán tiempos de justicia, sí, ya vendrán.... Entonces no veremos los coros de las catedrales llenos de masones con sotana, mientras los buenos eclesiásticos perecen». No pasaba ya Garrote la mayor parte del día en la cama.
Este auto, diverso de casi todas las obras de su clase, no contiene personajes alegóricos, y su objeto es representarnos el castigo humillante del orgullo de Nabucodonosor. Su principio, cuando nos ofrece al Monarca asirio en toda su grandeza, rodeado de los Reyes vencidos por sus armas, es magnífico y ostentoso: coros de músicos cantan un himno en su alabanza mientras él duerme.
Era un Miserere andaluz, algo juguetón y gracioso, como el batir de alas de un pájaro, con romanzas semejantes a serenatas de amor y coros que parecían rondas de bebedores; la alegría de vivir en un país dulce que hace olvidar a la muerte y se rebela contra las lobregueces de la Pasión.
El protagonista es Dios. Luego, en el escenario, hay otros personajes, comparsería, orquesta, coros; la misma Iglesia asegura que hay coros. Pues bien: es absurdo pretender que en un teatro se acomode todo el público en palcos y butacas. Estas localidades son para los espectadores distinguidos, y las galerías y cazuela para la plebe.
19 Y los vasos que te son entregados para el servicio de la Casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén. 20 Y lo demás necesario para la Casa de tu Dios que te fuere menester dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey. 22 hasta cien talentos de plata, y hasta cien coros de trigo, y hasta cien batos de vino, y hasta cien batos de aceite; y sal sin tasa.
Un órgano pequeño estaba colocado a la puerta de entrada de la nave, y pulsado por un vecino, iba a acompañar los coros de niños y de mancebos que allí se hallaban ya, esperando que comenzara el oficio. El altar mayor era sencillo y bello. Un poco más elevado que el pavimento, lo dividía de éste un barandal de cantería pintado de blanco.
A las once y media llegaron los coches de luto. En el primero de ellos entraron Amaury y el doctor que, rompiendo con la costumbre que no permite a los padres seguir el cadáver de sus hijos, quiso formar parte del cortejo fúnebre. Llegaron a la iglesia, cuyas naves, coros y capillas, estaban enteramente adornados con blancas colgaduras.
Así se observa primero en los diálogos del presbítero, diácono y pueblo, y después en las antífonas y responsos, en los cuales un solo cantor entona un versículo, respondiendo luego dos coros alternados que cantan el salmo, repetido al fin por todos los fieles.
Palabra del Dia
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